es
incandescente.
Es mucho más que un sábado en tiempo/espacio;
irradia para nosotros
cual una estrella polar en la Mente,
que evoluciona en el ahora de la eternidad.
— Como ningún otro día —
es más nuevo que la mañana, más quedo que el rayo que amanece. (se disminuye ahora la mera rutina, lo mundano se esfuma).
El argentino silencio de comunión
nos revela a ti, y a mí, y al mundo
en convergente brillantez,
irradiando en la luz dorada del Amor:
¡Bien amados! ¡Vistos! ¡Brillantes como el Espíritu!
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