¿Por qué la Ciencia Cristiana
Christian Science (crischan sáiens) habla sobre la naturaleza de la materia cuando, como religión, el enfoque principal es en Dios, el Espíritu, y en el vivir cristianamente? Porque en el grado en que confiemos en la materia, en la vida material y en todas sus circunstancias, en ese grado limitaremos nuestro entendimiento de Dios.
La Ciencia Cristiana enseña que realmente es posible descubrir que Dios es toda la Vida y la sustancia del hombre; que es posible obtener un mejor entendimiento acerca de que la materia no es mas que una imagen del pensamiento humano, y que es posible demostrarlo, por lo menos en parte, por medio de la curación cristiana.
Los que se han hecho Científicos Cristianos y han empezado su práctica sanadora, han visto que la materia discordante — enfermedades, enfermedad crónica, efectos de accidentes — literalmente cambió, sanó, mediante un nuevo entendimiento de la realidad de Dios que todo lo incluye y de Su ley.
Un practicista de la Ciencia Cristiana, en los comienzos de este siglo, en una oportunidad describió una experiencia en una forma que, sin duda alguna, es característica de muchas curaciones en la Ciencia Cristiana. “No pensábamos más en la materia”, dijo, “sino que escuchábamos la voz del Cristo diciendo como antes: ‘¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!’ (Marcos vi:50)”. Frances Thurber Seal, Christian Science in Germany (Brookline, Massachusetts: Longyear Historical Society, 1977), pág. 21.
Cuando ya no estamos aprisionados en un sentido equivocado de materia como primario y definitivo, estamos más libres para saber más a fondo sobre la omnipresencia de Dios, el bien. Entonces podemos ver lo que siempre estuvo presente pero que parecía oscurecido por nuestras falsas pretensiones acerca de la materia. Podemos escuchar al Cristo, la Verdad, hablando en el pensamiento. Esto nos prepara para reconocer un nuevo “mundo” — el reino de los cielos — en el cual el bien es natural. Mary Baker Eddy, la Descubridora de la Ciencia Cristiana, comenta: “La filosofía, la materia médica y la teología escolástica eran inadecuadas para probar la doctrina de Jesús, y dejé la forma para tener el espíritu o misterio de la devoción. De ahí que el misticismo, así llamado, de mis escritos es claro para el religioso”.Message to The Mother Church for 1901, págs. 24–25.
El materialismo de hoy en día argumenta, cada vez con mayor sofistería, que todos debemos aceptar el hecho “ineludible” de vivir y morir en la materia. Por lo tanto, es aún más importante estar alerta y despertar a lo que la Sra. Eddy llama el “factor principal” Ver Ciencia y Salud 109:2. en el descubrimiento que es la Ciencia Cristiana: que la Mente, Dios, es Todo y que la materia es nada. En el capítulo “La práctica de la Ciencia Cristiana” en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, escribe: “Negad la existencia de la materia y podréis destruir la creencia en condiciones materiales. Cuando desaparece el temor, desaparece la base de la enfermedad”.Ibid., pág. 368.
Es obvio que la Sra. Eddy no estaba defendiendo una negación mental superficial de la impresión que los sentidos físicos tienen sobre la materia. Ella vio la negación de la existencia material como el resultado del discipulado cristiano, basado profundamente en el descubrimiento, la razón y el entendimiento espirituales. Ella dice: “El cristianismo hace que los hombres se vuelvan de modo natural de la materia al Espíritu, como la flor se vuelve de la oscuridad a la luz”.Ibid., págs. 458–459.
Ciencia y Salud explica que lo que parece ser materia y vida material separada de Dios, es un estado subjetivo del pensamiento humano. El libro da muchos ejemplos que muestran la naturaleza mental de la discordancia física y el hecho de que es la mente mortal la que constituye la acción, la sustancia y la llamada ley del cuerpo. Es interesante destacar que mucho del trabajo médico de investigación contemporáneo muestra algo similar.
Para dar un solo ejemplo, los estudios recientes de la siquiatría muestran que las llamadas personalidades múltiples en un ser humano pueden producir estados físicos diferentes en el mismo cuerpo, dependiendo de la personalidad que parece dominar en el momento. Las alergias y la presión sanguínea pueden variar. Aun la conformación de los ojos puede cambiar y necesitar recetas diferentes de anteojos para el mismo individuo. Ver Brain / Mind Bulletin, 3 de octubre de 1983, págs. 1, 3.
Pero, por supuesto, la evidencia más persuasiva siempre es nuestra propia curación. Es ineludible que empecemos a mirar con recelo los conceptos convencionales sobre la materia, cuando, al comprender algo de la totalidad de la Mente divina, vemos que lo que parecía estar enfermo o ser materia trastornada se vuelve normal.
Pero mucho antes de demostrar una sola fracción del todo, podemos tener una percepción espiritual de Dios como sustancia y Vida verdaderas, y esta percepción inspiradora provee la base para la curación. Vemos que podemos dejar el inexacto punto de vista de que somos mortales que tenemos que luchar para pensar cómo salir de la materia, y podemos dejar que nuestro Dios, que es Mente infinita, nos llene con el entendimiento espiritual de Su hombre y universo perfectos. Esto nos trae una libertad extraordinaria, nos abre el camino para una forma completamente nueva de pensar, de posibilidades y curación. De pronto, comprendemos lo natural que es para nosotros — cuánto está dentro de nuestra capacidad — negar la materia y responder al Espíritu. Igual que el escritor del versículo de Isaías, aceptamos el mensaje de Dios: “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”. Isa. 55:9.
La mentalidad contemporánea ha estado insistiendo sobre el punto de vista de una consciencia limitada por la materia. Ha sido agresiva y mesmérica. ¡Debemos despertarnos para ver lo que ha estado sucediendo! Nuestra oración fervorosa y obediente de tener un solo Dios, una sola Mente, nos libera para comprender que el entendimiento espiritual que tanto deseamos ya es nuestro. En esta luz podemos negar la materia, porque la pura verdad es que la Mente, Dios, es Todo (y la materia no es algo). La Mente está dando constantemente esta inteligencia y entendimiento verdaderos al hombre. No pensando más en la materia, podemos saber y demostrar aún más las dimensiones verdaderas del Espíritu divino, nuestro Dios que es Todo.