Enséñame a dónde debo ir.
Muéstramelo claramente. Quiero saber
no voluntad humana, sino Tu plan
— seguirlo humildemente — y hacerlo mío.
Muchas veces, solitario, surcos labré,
escrutando ansioso el porvenir.
Ahora, calzando sandalias, espero al pie,
para Tus palabras hablar, mi papel asumir.
De Tu confianza digno quiero ser
y confiando, en obediencia vivir,
hasta encontrar mi singular lugar,
con Tu protectora gracia por sostén.
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