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¿Qué piensa usted acerca de la curación cristiana?

Del número de febrero de 1986 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Si es usted un lector asiduo del Heraldo, probablemente piense que la curación mediante la oración es parte natural del cristianismo. Usted sabe que la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens) enseña que el poder sanador del cristianismo primitivo de ninguna manera se ha perdido. Puede que usted mismo haya tenido curaciones de enfermedades, y que cuando hay una necesidad de curación usted confía en la comprensión de lo que es Dios, que la Ciencia Cristiana ofrece. Pero aún no hemos dado una respuesta completa a la pregunta: ¿Qué piensa usted acerca de la curación?

Por ejemplo, ¿piensa usted en la curación aun cuando usted o un miembro de su familia no tenga inmediata necesidad de curación? ¿Ha considerado usted por qué la curación del pecado y de la enfermedad mediante la oración es tan básica para la Ciencia Cristiana? Si las respuestas sinceras son: “No”, tal vez sea tiempo de reflexionar más a fondo acerca de lo que usted realmente piensa sobre la curación.

La curación sólo por medios espirituales, es, en realidad, la señal del cristianismo puro. No es meramente algo que nos gustaría hacer. Es lo que ocurre cuando hemos hecho, en cierta medida, lo que debemos hacer; cuando hemos dejado todo por Cristo, la Verdad divina que Jesús personificó. Entonces la curación se vuelve inevitablemente parte de nuestra experiencia.

Hace algunos años, una amiga mía solía decirme, áspera pero sabiamente, cuando algunas veces le preguntaba a ella acerca de la posibilidad de que yo entrara en la práctica sanadora de la Ciencia Cristiana: “Tú no entras en la práctica; ella entra en ti”. Así es. Pero, ¿cómo aceleramos el proceso, en nuestro propio bien, en el de nuestra Iglesia y el mundo?

He aquí algunos puntos a considerar:

• Si la curación no es algo en lo que usted piensa mucho excepto cuando usted la necesita, quizás sea conveniente que tome nota de la relación directa entre la comprensión espiritual y la curación. Si no estamos participando en la curación, no estamos, de hecho, comprendiendo, a pesar de cualquier comprensión meramente intelectual del significado de las palabras.

Mary Baker Eddy, quien fundó la Ciencia Cristiana, indica que la curación es indispensable, es una condición de la salvación. Cita las palabras del Evangelio según San Juan: “El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre”. Juan 14:12. Ella escribe: “La realización de las grandes verdades de la curación cristiana pertenece a toda época; como claramente lo manifiesta la citada Escritura, y como lo confirma el cristianismo primitivo. Asimismo, el último capítulo del Evangelio según San Marcos es enfático en este tema; haciendo de la curación una condición de la salvación, que se extiende a través de todas las épocas y por toda la cristiandad”.Escritos Misceláneos, pág. 192.

¿Es esta exigencia muy difícil? No, el punto es que la curación espiritual que produce la curación está a mano, aquí mismo para todos. No sólo pertenece a unos pocos elegidos. Ni tampoco está fuera de nuestro alcance, esperando algún progreso eventual y laborioso o la conclusión de algún viaje largo y virtuoso. La Mente divina está expresando, ahora mismo, comprensión en el hombre, en nuestro ser verdadero. Por consiguiente, podemos aceptarla. A medida que la aceptamos descubrimos que es esta comprensión espiritual dada por Dios, y no una habilidad personal humana, lo que impulsa la curación.

• Puede también ser una ayuda recordar que aprender a sanar es realmente aprender a conocer y amar a Dios. En las primeras clases, con pocos alumnos, de la Sra. Eddy, en Lynn, Massachusetts, algunas veces ella se dio cuenta de que era difícil enseñar a los alumnos las verdades fundamentales acerca de Dios y el hombre porque la gente anhelaba tanto conocer el “secreto” de la curación. (Es interesante saber que la gente casi no dudaba de que la curación podía efectuarse.) Pero la Sra. Eddy insistía en poner el énfasis principal en sus clases en el aprendizaje acerca de Dios.

El aprender a amar a Dios, trae como resultado la superación de lo que la Sra. Eddy llama “penuria mental” y “aridez espiritual”.Ciencia y Salud, pág. 366. La mayoría de nosotros probablemente no describiría la calidad de nuestro pensamiento con esas palabras, pero si aceptáramos en la consciencia más del Cristo, la Verdad, esto podría mostrarnos tal necesidad. Entonces, estudiemos y oremos para enriquecer nuestro concepto de la totalidad, acción, sustancia, causa, efecto y ley del Amor divino en nuestra vida diaria. La curación fluye de este sencillo — y profundo — concepto de la vasta bondad que Dios está derramando Su hombre y creación.

• También es conveniente considerar precisamente qué clase de iglesia es realmente Iglesia de Cristo, Científico. La Sra. Eddy jamás supuso que fundando una iglesia sobre una base doctrinaria, con la cual podían unirse simplemente los creyentes del mismo parecer o mentalidad. Tal idea la hubiera sorprendido. Ella pensó que estaba estableciendo una iglesia para los que habían visto algo del poder del Cristo, le Verdad. Ellos se comprometieron con una nueva clase de discipulado, y querían una iglesia que estuviera dedicada a restablecer al cristianismo el pleno significado de las enseñanzas Jesús. En Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, la Sra. Eddy escribe: “Somos Científicos Cristianos sólo a medida que dejemos de confiar en lo que es falso y nos aferremos a lo verdadero. No somos Científicos Cristianos hasta que no hayamos dejado todo por Cristo”.Ibid., pág. 192. Fue esta diferencia lo que dio a la Ciencia Cristiana tal crecimiento dinámico en sus primeros años, y es la base que necesitamos hoy.

• Finalmente, podemos darnos cuenta de que la curación no es una actividad desacostumbrada como andar en monociclo sobre un alambre tendido en el aire; simplemente nace de una cualidad de pensamiento, es decir, la consciencia espiritual que está disponible y nos pertenece a todos. La cristianización y regeneración sin reserva de nuestra vida revela esta natural consciencia espiritual.

Cualquiera se resistiría poderosamente si alguien lo amenazara con quitarle su capacidad para amar. No obstante, la atmósfera mental de estos tiempos ha intentado hacer creer a la gente que la curación cristiana está fuera de nuestro alcance o que es algo que nadie realmente sabe cómo efectuar. Podemos resistir enérgicamente esa sugestión mental en bien de nosotros mismos y de la humanidad. Cuando el miasma se disipa, es muy claro que el sentido de la omnipresencia de Dios que sana, es tan real y poderoso como siempre ha sido. Vemos entonces que tenemos la clara consciencia que Dios otorga, la consciencia que conoce la verdad espiritual que sana.

En Retrospección e Introspección la Sra. Eddy cita, como en sustancia idéntica con una declaración de ella, “No hay vida, verdad, sustancia ni inteligencia en la materia”. Ver también Ciencia y Salud 468:10–11. las palabras de San Pablo a los atenienses: “Porque en El vivimos, y nos movemos, y somos”. “Si la Ciencia Cristiana”, dice ella, “reitera la enseñanza de San Pablo, nosotros, como Científicos Cristianos, debiéramos dar al mundo prueba convincente de la validez de esta declaración científica del ser. Habiendo percibido, con anticipación a otros, esta verdad científica, nos debemos a nosotros mismos y debemos a los demás una lucha por su demostración”.Ret., págs. 93–94.

Por mucho que hayamos pensado sobre la curación, debemos pensar más acerca de ella ahora. La curación, después de todo, es la manera en que Dios es conocido y expresado en la experiencia humana.

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