Muchos cambios maravillosos han ocurrido en mi vida desde que me fue presentada la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens). Un gran sentido de gratitud me motiva a relatar estas curaciones.
Cuando conocí al hombre que más tarde pasó a ser mi esposo, yo estaba sometida a una serie de diagnósticos y tenía proyectada una operación de tumores del pecho. Sentía gran temor. Estaba delgada, tensa y llorosa.
Al principio de nuestras relaciones, este amigo y yo no habíamos hablado sobre religión; pero yo sabía que él era Científico Cristiano. Aunque yo no sabía qué quería decir “Científico”, las cualidades que este hombre expresaba y su elevado carácter moral me indicaban que verdaderamente era cristiano.
Una tarde, le hablé de los temores que yo sentía acerca de la condición, y de los posibles dolorosos efectos de la operación (efectos que ya había experimentado diez años antes). Mi amigo entonces me dijo que la Ciencia Cristiana era la única forma verdadera de curación que él conocía, y me preguntó si me gustaría hablar con un practicista de la Ciencia Cristiana. Me enseñó la lista de practicistas que aparecen en el The Christian Science Journal, y mencionó el nombre de una practicista.
Al día siguiente, llamé a esa practicista, quien vivía en una ciudad cercana, y le pregunté: “¿Puede ayudarme la Ciencia Cristiana?” Aquella tarde, ella y yo nos encontramos en su oficina, en el centro de la ciudad. Llegué llena de temor, pero, cuando salí, tenía un sentido de bienestar tan claro, que estimé que no era necesario otro devoto tratamiento adicional de la practicista. Yo sabía que Dios estaba cuidando de mí. Después, cancelé la operación y comencé un ávido estudio de la Biblia y de los escritos de Mary Baker Eddy. Tambien empecé a leer con regularidad las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana.
Dos declaraciones de los escritos de la Sra. Eddy me apoyaron en la radical confianza que yo tenía en el poder de Dios para cuidar de mí. Una, en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras (pág. 462), dice: “La anatomía, espiritualmente comprendida, es autoconocimiento mental y consiste en la disección de pensamientos para descubrir su calidad, cantidad y origen. ¿Son divinos los pensamientos o son humanos? Esa es la cuestión importante. Esa parte del estudio es indispensable para la excisión del error”. Siguiendo esta instrucción, me encontré perdonando a alguien hacia quien yo había sentido amargura y resentimiento. Para este tiempo, mi amigo y yo estábamos comprometidos.
Más tarde, fui liberada de un sombrío y temeroso estado mental durante los planes de nuestro casamiento, mientras yo ponderaba esta declaración de la Sra. Eddy en The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany (pág. 165): “Como parte activa de un todo maravilloso, la bondad identifica al hombre con el bien universal. De manera que cada miembro de esta iglesia puede elevarse por encima de la pregunta tantas veces repetida: ¿Quién soy?, a la respuesta científica: Soy capaz de impartir verdad, salud y felicidad, y esto es mi roca de salvación y la razón de mi existencia”.
La curación completa de la condición se produjo antes de nuestro casamiento, como un mes después de haber visitado a la practicista.
Poco después de esta primera curación, dejé de trabajar y me ocupé completamente al estudio de la Ciencia Cristiana por un año y medio. Al comienzo de este período, en una ocasión, tomé un sorbo de cerveza y me quedé sorprendida al encontrar su sabor desagradable. Entonces recordé la decisión que yo había hecho de vivir mi vida de acuerdo con las normas de la Ciencia Cristiana, que incluyen normas de no tomar alcohol ni usar drogas ni medicinas de ninguna clase. El mal gusto de la cerveza fue una prueba para mí que el deseo de poner a Dios primero — de ser obediente a El solamente — me había sanado del deseo de tomar bebidas alcohólicas. Después de esto, el no tomar no constituyó más un sacrificio.
Después de esos meses de estudio, solicité instrucción en clase Primaria de Ciencia Cristiana, y fui aceptada. Esa instrucción incrementó mi comprensión de Dios y me confirmó que todos podemos aprender “a impartir verdad, salud y felicidad”.
Durante el año siguiente, el adiestramiento para auxiliares de enfermera de la Ciencia Cristiana, me ofreció muchas oportunidades para poner en práctica lo que ya había estudiado. Más tarde, mi esposo y yo nos mudamos. Aunque no había empleo disponible para auxiliares de enfermera de la Ciencia Cristiana en la zona a donde mi esposo y yo nos habíamos mudado, encontré un interesante empleo en el que pude expresar activamente algunas de las cualidades necesarias para la práctica de enfermera de la Ciencia Cristiana. Como dice Ciencia y Salud (pág. 395): “Una persona que sea malhumorada, quejumbrosa o falsa no debiera ser enfermera. La enfermera ha de ser alegre, ordenada, puntual, paciente, llena de fe — sensible a la Verdad y al Amor”.
Las relaciones, incluso aquellas relacionadas con mis deberes en mi filial de la Iglesia de Cristo, Científico, se hicieron más armoniosas a medida que yo me esforzaba por poner fin a mis quejas acerca de lo que otros hacían o no hacían, y hacía un esfuerzo consciente por ser más “alegre, ordenada, puntual, paciente” en el cumplimiento de mis propios deberes y tareas.
Estoy muy agradecida de haber aprendido que la oración es eficaz. He tenido muchas curaciones, incluso las de alergias, quemaduras, verrugas, dolores de cabeza y falsos rasgos. También he experimentado seguridad y protección durante tempestades mientras navegaba, y he sentido la dirección de Dios al encontrar empleo y un lugar en donde vivir. Podría decir que nací de nuevo cuando me casé con un hombre maravilloso y cuando, por medio de su estímulo, logré una nueva manera de vivir en la Ciencia Cristiana.
Sarasota, Florida, E.U.A
Me gustaría verificar el testimonio de mi esposa. Como ella ya ha mencionado, hasta cierto momento nosotros no habíamos hablado realmente sobre religión. Pero cuando ella, llena de lágrimas, vertió en mí sus temores, no me pude contener. Para esa época, ya estaba profundamente interesado en ella, y yo no quería que mi amada recibiera nada que no fuera el mejor tratamiento para su problema.
