Deseo expresar mi gratitud por la Ciencia Cristiana y manifestar cuán agradecido estoy de que se me diera a conocer esta hermosa religión hace algunos años.
En 1983, la visión en mi ojo derecho comenzó a oscurecerse. Dado que tengo un amigo optómetra, lo fui a ver para saber si tendría necesidad de usar nuevos anteojos. (Hacía más de diez años que no me hacía examinar la vista.) Después de examinarme los ojos a fondo, me dijo muy seriamente que debía operarme. Dijo que se había formado un pequeño coágulo dentro de la retina y que tendría que ser disuelto por medio de rayos laser. Además, me dijo que sólo un cirujano de la vista podría efectuar esa operación, la que tendría que hacerse en un hospital.
Sin que se lo pidiera, el optómetra me dio el nombre y la dirección de un cirujano, al que me urgió ver inmediatamente. Mi amigo optómetra me pidió que volviera a su consultorio treinta días después de la operación para hacerme otro examen completo de la vista.
Cuando salí del consultorio, en vez de llamar al cirujano, me comuniqué con un practicista de la Ciencia Cristiana, quien me ayudó por medio de la oración. El practicista me recordó el significado espiritual que la Sra. Eddy da de ojos en la página 586 del libro de texto, Ciencia y Salud: “Discernimiento espiritual — no material, sino mental”. Juntos estudiamos pasajes del libro de texto y de Escritos Misceláneos por la Sra. Eddy. Buscamos palabras tales como ojos, vista, operación, visión, velo y disolver. Se manifestó una mejoría inmediata en la vista.
A los treinta días, volví a visitar al optómetra según me lo había pedido. Quería que mi amigo se enterara de mi curación. El suponía que me había operado. Después de examinarme a fondo los ojos, dijo que la operación había sido un éxito, ya que el coágulo se había disuelto y el ojo había recuperado su visión normal. Además dijo que, cuando yo había ido por primera vez a examinarme, había pensado que podría perder la visión del ojo derecho.
Cuando le conté que no había consultado al cirujano ne me había operado, sino que, en vez de ello, había pedido ayuda a un practicista de la Ciencia Cristiana, él se quedó bastante sorprendido. Luego comentó que estaba al tanto del trabajo eficaz que efectuaban los practicistas de la Ciencia Cristiana, dado que había dos practicistas que tenían sus oficinas en el mismo edificio.
Me he apoyado en la Ciencia Cristiana por más de treinta años. Durante ese tiempo, he recibido numerosas bendiciones y curaciones como resultado del estudio y la práctica de esta enseñanza. Estoy muy agradecido de que la Ciencia Cristiana sea mi manera de vivir.
Englewood, Colorado, E.U.A.
