Deseo expresar mi gratitud por la Ciencia Cristiana y manifestar cuán agradecido estoy de que se me diera a conocer esta hermosa religión hace algunos años.
En 1983, la visión en mi ojo derecho comenzó a oscurecerse. Dado que tengo un amigo optómetra, lo fui a ver para saber si tendría necesidad de usar nuevos anteojos. (Hacía más de diez años que no me hacía examinar la vista.) Después de examinarme los ojos a fondo, me dijo muy seriamente que debía operarme. Dijo que se había formado un pequeño coágulo dentro de la retina y que tendría que ser disuelto por medio de rayos laser. Además, me dijo que sólo un cirujano de la vista podría efectuar esa operación, la que tendría que hacerse en un hospital.
Sin que se lo pidiera, el optómetra me dio el nombre y la dirección de un cirujano, al que me urgió ver inmediatamente. Mi amigo optómetra me pidió que volviera a su consultorio treinta días después de la operación para hacerme otro examen completo de la vista.
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