¿Ha estado alguna vez totalmente sumergido en una experiencia del pasado que le produce pesar y remordimiento, pensando continuamente sobre cómo podría haber hecho las cosas de otra manera? Es un modo de pensar infructuoso, uno que produce pobreza y que quisiera robarnos la alegría que Dios nos ha dado e impedirnos aceptar el bien siempre presente.
Al espiritualizar la consciencia — rechazando los pensamientos que reavivan los recuerdos discordantes y desagradables, y al llenar nuestra mente con verdades divinas y eternas, podemos erradicar de nuestro pensamiento lo que parezcan marcas indelebles de un pasado infeliz. No hay pecado, tristeza ni desilusión, por más penosos que sean o por más profundamente arraigados que parezcan estar, que Dios, el Amor divino, no pueda quitar si humildemente buscamos Su guía.
El mismo poder del Cristo que Jesús expresó y demostró, sana, regenera y trae renovación hoy en día a vidas menoscabadas y desalentadas. La Ciencia Cristiana muestra cómo podemos lograr una comprensión de este poder sanador y de su Principio divino y demostrarlos en nuestra vida diaria.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!