¡El chisme! ¿Por qué lo escucha, lo lee y lo divulga la gente? ¿Por qué la gente que por lo demás es justa y amable, sin pizca de malas intenciones, es atrapada por la engañosa empresa de criticar y entremeterse, a menudo sin saber que lo está haciendo? ¿No es acaso, algunas veces, porque la mente mortal quisiera adulterar los impulsos más puros de la gente, aquellos que provienen de Dios? Todos estamos dotados de la capacidad innata de amar, ayudar y prestar apoyo a nuestro prójimo. El buen samaritano en cada uno de nosotros tiene que ser alimentado y protegido.
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