Hoy en día, como en los tiempos de Jesús, hay mucha gente que trabaja constantemente y está cargada de problemas. Puede que una persona sufra de una enfermedad grave y crónica. Puede que a otra persona le falte dinero, que esta escasez le parezca como una carga porque ha reducido su nivel de vida hasta llegar a la pobreza. Otra, puede que haya sufrido la pérdida de un miembro de su familia. Muchas otras personas están agobiadas porque no comprenden las palabras de Cristo Jesús, el Maestro de los cristianos, cuando dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. Mateo 11:28.
La Biblia relata casos de gente que vino a él y encontró alivio de sus pesadas cargas. Una mujer cananea le pidió en cierta ocasión que ayudara a su hija, quien estaba gravemente atormentada por un demonio y sufría en gran manera. Inmediatamente la niña se puso bien. También, vino un leproso quien se postró ante él y le pidió que lo ayudara. Jesús limpió al leproso. Ver Mateo 15:22–28; Mateo 8:2, 3. Muchos otros vinieron a él y hallaron alivio.
¿Podemos también nosotros recurrir a él para hallar descanso y alivio? !Por supuesto! Podemos estudiar sus enseñanzas y hallar el descanso que necesitamos. ¿Cuál es su enseñanza? Está disponible hoy en día mediante el Consolador que él prometió cuando dijo: “Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre”. Juan 14:16. La Sra. Eddy dice en Ciencia y Salud: “Entiendo que ese Consolador es la Ciencia Divina”.Ciencia y Salud, pág. 55. De modo que la Ciencia Divina, conocida como Ciencia Cristiana, es, de hecho, el corazón de la enseñanza de Jesús, la cual puede dar descanso a todos.
Para hallar ese alivio, tenemos que venir primero a la Ciencia Cristiana, es decir, tenemos que estudiar para comprenderla. Tenemos que respetar y apreciar esta enseñanza, la cual nos dice en esta declaración de Ciencia y Salud: “Para el Amor infinito, siempre presente, todo es Amor, y no hay ningún error, ningún pecado ni enfermedad ni muerte”.Ibid., pág. 567. El comprender la Ciencia Cristiana, respetarla y apreciarla, nos capacitará para demostrar en nuestra vida que lo que se llama estar “cargados” de pecado, enfermedad, e incluso la muerte, es realmente una mera creencia. La verdad espiritual reconoce solamente la existencia del Amor infinito y omnipresente.
Para que este reconocimiento tome forma en nuestra vida, también necesitamos la oración sincera y científica. Para orar sinceramente, y para tener éxito, debemos orar primordialmente en procura de sabiduría y comprensión como un fin en sí mismas, en vez de orar principalmente en procura de descanso. El alivio de nuestra angustias puede hallarse mediante una profunda comprensión y una fe firme en que nada existe sino el Amor infinito y omnipresente, Dios, y Su creación. No hay lugar, entonces, para el error, el pecado, la enfermedad y la muerte.
En la Biblia, el libro de Proverbios dice: “Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia”. Prov. 4:7. Para buscar la inteligencia, u orar para obtenerla, debemos acercarnos a la teología de Jesús según la Ciencia Cristiana. También debemos acercarnos a Dios; y el resultado seguro es el descanso.
Una madre que estaba sufriendo de un grave caso de cáncer, fue informada por el equipo de médicos que la estaban tratando que no tenía más que un año de vida. Mientras estaba bajo una gran presión y sufrimiento, alguien le dio un ejemplar del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud, empezó a estudiarlo con diligencia, y respetó y apreció mucho su contenido. Al estudiar página tras página para obtener una comprensión de la presencia infinita del Amor, empezó a sentir paz y tranquilidad. Sin darse cuenta, esta madre se había acercado a la enseñanza de Jesús y, por supuesto, halló alivio de su carga. Estaba convencida de que el cáncer no tenía lugar en la presencia del Amor infinito. Por tanto, no deseaba que los médicos que habían tratado el caso examinaran su condición física. Pasaba los días en su hogar con gozo y gratitud a Dios, quien había creado todo perfecto. Ella realmente sentía esa perfección.
La enfermera que ayudaba a los médicos fue a ver a la madre varias veces y sinceramente le instaba para que tomara medicinas. Pero ella no aceptaba, pues se sentía completamente bien y ya no tenía dolor. Estaba convencida de su completa curación, y sanó. Ahora esta madre se ocupa en ayudar a quienes están agobiados de sufrimientos para que encuentren alivio en la Ciencia Cristiana.
Esta enseñanza puede verdaderamente sanar a quienquiera que recurra a ella. No importa si la gente está agobiada de cáncer, neumonía o simplemente un resfrío. Todos reciben alivio. Como en el ministerio de Jesús, la oración incluye no sólo los problemas que parecen fáciles, sino también aquellos que parecen difíciles. No se trata de la condición física de una persona, ni tampoco un diagnóstico médico determina el resultado. Siempre y cuando una persona quiera comprender la Ciencia — comprender que Dios es Todo-en-todo, y que la naturaleza del hombre es completamente espiritual — él o ella puede hallar descanso.
Ciencia y Salud declara: “Recordad que la perfección del hombre es real e intachable, mientras que la imperfección es culpable, irreal, y no es producida por el Amor divino“.Ciencia y Salud, pág. 414.
Es muy natural que todos hallemos descanso eterno en nuestra vida individual cuando reconocemos la perfección intachable del hombre. La perfección eterna no tiene cansancio ni apatía; no tiene carga. Venid a esta enseñanza. Por cierto que recibiréis descanso.
