Cuando surgen preguntas respecto al contagio y al cuidado de los niños en la Ciencia Cristiana, relato la siguiente experiencia.
Cuando mi hijo tenía unos tres años, tenía como compañero de juegos al hijo de un vecino. Una fría mañana, cuando había mucha nieve afuera, vino el hijo de nuestro amigo, y los dos niños jugaron juntos tranquilamente. Cerca del mediodía, la madre del niño vino a buscarlo y lo llevó a su casa a almorzar.
A la mañana siguiente, la madre de este niño llamó por teléfono. Se disculpó mucho y dijo que su hijo estaba completamente cubierto de sarampión. Dijo que lo había llevado a vacunar, pero que ahora estaba perpleja porque era obvio que la vacuna no había tenido efecto alguno.
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