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Cuando surgen preguntas respecto al contagio y al cuidado de los...

Del número de febrero de 1987 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando surgen preguntas respecto al contagio y al cuidado de los niños en la Ciencia Cristiana, relato la siguiente experiencia.

Cuando mi hijo tenía unos tres años, tenía como compañero de juegos al hijo de un vecino. Una fría mañana, cuando había mucha nieve afuera, vino el hijo de nuestro amigo, y los dos niños jugaron juntos tranquilamente. Cerca del mediodía, la madre del niño vino a buscarlo y lo llevó a su casa a almorzar.

A la mañana siguiente, la madre de este niño llamó por teléfono. Se disculpó mucho y dijo que su hijo estaba completamente cubierto de sarampión. Dijo que lo había llevado a vacunar, pero que ahora estaba perpleja porque era obvio que la vacuna no había tenido efecto alguno.

Le agradecí a mi vecina por habérmelo contado, y le aseguré que me ocuparía de la situación en lo concerniente a mi hijo. Debo admitir que, al principio, tuve que luchar con el temor. Pero después, comencé a orar como había aprendido en la Ciencia Cristiana. Empecé por saber que este niño realmente pertenecía a su Padre-Madre Dios, quien lo había creado.

Mientras miraba jugar a mi hijo, pensé en la inocencia; lo dulce e inocente que se veía al jugar. Ciertamente él no sabía nada acerca del sarampión. (No se hablaba sobre enfermedades en nuestra casa.) Entonces me vino muy claramente el pensamiento: “!Está mal que el inocente sufra!” Y me di cuenta de que la inocencia es una cualidad espiritual que todos incluimos como hijos de Dios. Oré de esta forma hasta que me sentí en paz y libre de temor respecto a mi hijo.

Hasta hoy, mi hijo nunca ha tenido sarampión. Esta experiencia de protección ha sido una de las más importantes para mí. Estoy muy agradecida por el devoto maestro con quien recibí instrucción en clase de Ciencia Cristiana. Lo que aprendí durante ese período de dos semanas ha demostrado ser una base para mi vida familiar.


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