Mi gratitud por la Ciencia Cristiana se ha hecho más grande y profunda durante los muchos años que he viajado alrededor del mundo como corresponsal de un diario. Me siento agradecido de haber podido recurrir al Amor divino, el Principio, como el Dios infinito y todopoderoso, el bien, dondequiera que he estado. Debido a ello, la Ciencia Cristiana ha sido más que una constante compañía: ha sido mi salvación, una y otra vez.
A pesar de cuán sombrías hayan sido las circunstancias, las enseñanzas y el ejemplo de Cristo Jesús y los escritos de la Sra. Eddy han revelado cualidades de la verdad a las que he podido aferrarme y por las que he estado agradecido. Siempre me admira la calma y seguridad que vienen al recurrir a la verdad cuando viajo, o cuando las condiciones humanas pretenden que el mantenerse en calma y receptivo a la armonía son las cosas más difíciles de lograr.
Después de haber vivido durante varios años en un país que tenía un gobierno totalitario, tuve que enfrentarme a lo que empezó como un catarro bronquial y, luego, se transformó en lo que creo podría llamarse pleuresía. Mi esposa y yo oramos firmemente, pero, durante más de una semana, me fue muy difícil respirar, no me podía recostar y no me era posible dormir ni comer debidamente. A veces, me sentía tentado a creer que cualquier cosa sería preferible, aun el darme por vencido.
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