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Siendo la hija de la persona que escribe el anterior testimonio, me...

Del número de febrero de 1987 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Siendo la hija de la persona que escribe el anterior testimonio, me gustaría confirmar su última curación, y ampliar un poco sobre el mismo. Durante el fin de semana, me mantuve en constante comunicación con el practicista. Tal parecía que cualquier movimiento que afectara la espalda, causaba a mi madre gran dolor y pérdida de conocimiento. El practicista con calma persistió en afirmar que Dios era el apoyo de mi madre y que hizo todas “las cargas... ligeras” (ver Himnario de de la Ciencia Cristiana, N.° 253, con letra de la Sra. Eddy). Para el lunes por la mañana, mamá ya estaba bien.

Como tres meses después, fui a una reunión de testimonios de los miércoles, en la cual mi madre testificó sobre esta curación. ¡Me quedé muy sorprendida! Yo había prácticamente olvidado esta experiencia después de haber dejado su casa aquella mañana tres meses antes. El error había sido erradicado totalmente. ¡Qué maravillosa y completa curación! Yo estaba muy agradecida de haberla presenciado.

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