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Estoy muy agradecida de que la Ciencia Cristiana* haya venido a...

Del número de febrero de 1987 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Estoy muy agradecida de que la Ciencia Cristiana* haya venido a mi experiencia temprano en mi vida, antes de casarme y tener familia. Ha habido muchas curaciones en el transcurso de los años. Nuestros tres hijos han llegado hasta la edad adulta sin usar drogas o medicinas; cuando ha sido necesario comprar o vender casas, se ha hecho armoniosamente; y la correcta actividad ha sido demostrada con gratitud.

Una experiencia que ha significado mucho para mí, sucedió durante la Segunda Guerra Mundial. Yo estaba en una reunión de testimonios de los miércoles en una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, cuando sonó la alarma antiaérea. Mi esposo estaba en la casa con nuestros tres hijos pequeños. Vivíamos en el último piso del edificio. (Mi esposo y yo — ambos estudiantes de Ciencia Cristiana — nos turnábamos los miércoles para ir a las reuniones de testimonios de nuestra iglesia filial, mientras el otro se quedaba en la casa con los niños.) Fue la noche del ataque aéreo en Clydebank. Una amiga y yo preferimos irnos para la casa para estar con nuestras familias, en lugar de refugiarnos en las instalaciones que tenía la iglesia para casos de ataques aéreos. De modo que nos fuimos, orando y agradecidas porque los miembros de la iglesia nos estaban apoyando con sus oraciones. Llegamos a nuestras casas sanas y salvas. Mi esposo estaba muy contento de verme llegar a casa aquella noche, ya que él había estado orando muy sinceramente en busca de dirección.

Al llegar a nuestro piso, el ruido era aterrador; los cuadros y espejos golpeaban contra las paredes. Sin embargo, los niños seguían durmiendo. No estando seguros de lo que deberíamos hacer, abrí un ejemplar del The Christian Science Journal, buscando inspiración. No puedo recordar lo que leí, pero mientras leía, sentí una gran calma, y tuve un maravilloso sentido de unidad con La Iglesia Madre. Me vinieron al pensamiento estas palabras: “No tengas miedo porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos” (2 Reyes 6:16). El clamor cesó de inquietarme, y no me perturbó aquella noche, ni en ningún momento durante el resto de la guerra. Mi esposo también logró un sentido de paz, y por mutuo acuerdo, decidimos permanecer en nuestro hogar el resto de la noche, y no fuimos a un refugio. Nuestro edificio nunca sufrió daños.

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