En un mundo donde millones están luchando contra una grave pobreza, es importante que todos lleguemos a comprender más cabalmente el cuidado que tiene Dios hacia el hombre. El Amor infinito y divino sí cuida de las necesidades de su creación. Se requiere que esta verdad espiritual sea más ampliamente reconocida y comprobada a través de la adoración al único Dios.
Es de vital importancia para esta adoración que vivamos de acuerdo con la ley divina; que seamos honestos, altruistas, puros y compasivos. Esto nos despierta a la protección del Amor. Y nuestro propio despertar bendice ineludiblemente a toda la humanidad.
El Salmista cantó: “Jehová es mi pastor; nada me faltará”. Salmo 23:1. Este conocido salmo no es sólo una declaración de esperanzas o deseos, sino de un hecho espiritual. Puesto que nuestro Padre celestial está constantemente satisfaciendo las necesidades de Sus hijos, en realidad no podemos, desde un punto de vista espiritual, realmente carecer de nada. Entonces, si no contamos con lo que es bueno y necesario, existe una respuesta que puede hallarse al aprender más acerca de nuestro Pastor. Las demostraciones que tengamos en este tipo de problema son una de las formas con las que podemos apoyar a quienes estén atravesando desafíos más serios.
¿Cómo nos cuida nuestro Padre-Madre Dios? La Deidad, como declaran las Escrituras, es el Espíritu divino, y el Espíritu infinito no produce cosas. Sin embargo, sí satisface nuestras necesidades actuales. En un sentido básico, ¿no es que siempre tenemos necesidad de pensamientos y cualidades derivadas de Dios? Si, por ejemplo, necesitamos encontrar trabajo, ¿no necesitamos esperanza, valor, inteligencia y persistencia? Si necesitamos ser mejores empleados, ¿no necesitamos sabiduría, humildad y creatividad?
Nuestro Pastor provee todo lo que necesitamos para vencer los impedimentos de nuestro progreso. Ya sean obstáculos interpuestos por otros o por nuestro propio sentido de limitación, podemos sentir la presencia de Dios que nos guía y mantiene. Nada puede detener la dirección divina y su poder transformador en nuestras vidas.
Algunas veces no vemos la abundancia del bien que viene del Amor porque estamos mirando en la dirección errada. Tal vez estemos poniendo nuestras esperanzas en ciertas personas, en un golpe de suerte o en un cambio del clima económico. Todas éstas son esperanzas erradas.
Tenemos que mirar hacia el Espíritu y confiar supremamente en Dios para poder recibir la dirección que nuestro Pastor siempre nos está proporcionando. Oímos los pensamientos de Dios por medio del sentido espiritual. Esta es nuestra capacidad, cultivada por medio de la oración, para amar a Dios por sobre todo y percibir Su bien.
Puede que haya ocasiones en que humildemente recurrimos a Dios por Su ayuda y luego desoímos Sus consejos. La voluntad humana tiende a protestar, diciendo: “No puedo hacer eso”, o “Es imposible que ésa sea la respuesta para mí”.
Tenemos que abandonar las preferencias personales y las opiniones personales y limitadas cuando recurrimos a Dios para que nos guíe. Tenemos que ser tan humildes y obedientes como ovejas, y verdaderamente seguir las intuiciones espirituales que nos llegan. Entonces experimentamos la provisión divina del Amor. La Sra. Eddy dice: “El estar dispuesto a llegar a ser como un niño y dejar lo viejo por lo nuevo, dispone al pensamiento para recibir la idea avanzada”.Ciencia y Salud, págs. 323–324.
Hubo un momento en mi vida en que me enfrenté a un grave problema financiero. Había cambiado de profesión y comenzado a trabajar por cuenta propia. Al comienzo, tenía una fuerte suma de dinero ahorrada, lo que me permitió hacer el cambio. Pero los ahorros se consumieron mucho antes de que el negocio empezara a producir. Pasé meses en que los pagos del alquiler se atrasaron y la comida escaseó.
No pensé en regresar al trabajo anterior, pues sentía que este cambio había sido impulsado por Dios. Pero sabía que era necesario que se manifestara progreso, y pronto.
Recurrí humildemente en oración al Amor divino para discernir cómo podía ser más productivo en mi nuevo trabajo. Oré para comprender con mayor claridad que Dios estaba gobernando todo mi ser.
Gradualmente, un nuevo pensamiento alboreó en mí. Comprendí que podía empezar a compartir, por medio de publicaciones, parte de lo que estaba aprendiendo profesionalmente. Con gran esfuerzo y oración constante, pude escribir varios artículos que fueron publicados posteriormente y por los que fui remunerado. Esta actividad aumentó, y fue una fuente de sustento hasta que mi nueva empresa empezó a prosperar.
Esto no fue algo que personalmente había decidido hacer. Pero sentí que era una evidencia de que Dios me estaba cuidando de manera tangible.
Ya que Dios es un Pastor compasivo para todos, podemos rechazar el tener que tolerar la escasez para nosotros o para los demás. Esto es lo que nos exigen el crecimiento espiritual y nuestra adoración al Dios único. El Amor divino está ahora mismo alimentando a todos sus hijos con ideas sostenedoras. En la oración podemos oír lo que el Amor está revelando. Y podemos prestar atención a la voz de nuestro Pastor. Es la única manera segura de dejar atrás la escasez.
