En una carta a su estudiante James Neal, la Sra. Eddy captó la esencia de lo que era — y seguiría siendo — el amor principal en la vida del Sr. Neal.
“Había sentido durante algún tiempo”, escribió ella, “la capacidad que usted tenía para la curación”. A juzgar por el servicio que el Sr. Neal iba a prestar como uno de los tres primeros Fideicomisarios de La Sociedad Editora de la Ciencia Cristiana, también como Presidente y, más tarde, como Director de La Iglesia Madre, lo que la Sra. Eddy dijo a continuación debe de haber sido como una declaración profética para que él la recordara: “Ser un Sanador científico genuino es la posición más elevada que se puede alcanzar en esta esfera del ser. Su posición está muy por encima de la de un Maestro o un predicador; incluye todo lo que es divinamente elevado y santo”. Cartas de la Sra. Eddy a James A. Neal, 29 de enero de 1897, Archivos y Biblioteca de La Iglesia Madre.
El Sr. Neal alcanzó en alto grado esa “posición más elevada”. A los veinte años de edad, cuando trabajaba como cajero en un banco en Irving, Kansas, propiedad de Joseph Armstrong, James Neal oyó hablar de la Ciencia por primera vez a través de la curación que tuvo la Sra. Armstrong. Casi de inmediato el joven James comenzó a sanar a los demás. Su primer paciente fue el hermano del Sr. Armstrong. Reminiscencias de James Neal, Archivos.
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