— Cuéntame un cuento, — pidió Danielito subiéndose a las rodillas del tío Eduardo —. Cuéntame el cuento de Camboya.
El tío Eduardo había estado una vez en Camboya, un país de Asia. Su aventura allí era uno de los cuentos favoritos de Danielito.
— El último día en que estuve en Camboya, fui a Angkor, donde hay unos edificios hermosos y muy, muy antiguos, — comenzó el tío Eduardo —. Fui allí en un taxi de tres ruedas. El chófer y yo no hablábamos el mismo idioma, por eso no podíamos conversar. Pero un señor en el hotel le había dicho al chófer que me condujera a las ruinas de Angkor.
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