El examen de la vista requerido había terminado. Había presentado la solicitud para obtener mi licencia de conductor en el estado al que nos habíamos mudado, pero no pude leer las letras satisfactoriamente. El médico me dijo: “Usted tiene cataratas”. Después de una pausa, agregó: “Está en su familia”.
Hice un lento gesto de desaprobación con la cabeza y en silencio afirmé que la única familia que ha creado Dios, la Mente infinita, era una familia de ideas divinas. No obstante, el médico notó mi gesto y dijo con cierta impaciencia: “¿No se da cuenta? Lo heredó de su familia. Piense en ello”. Luego agregó: “Tendrá que operarse en el término de un año”.
Parecía que el médico se había imaginado que yo rehusaba “enfrentar los hechos”. Pero yo estaba “pensando en ello”: estaba pensando sobre mi verdadera familia, mi verdadera herencia espiritual, la cual no incluye cataratas. La creencia de que somos mortales y que recibimos tanto lo bueno como lo malo de otras personas, es una mentira. Al negar con la cabeza, conscientemente me negaba a aceptar la mentira de falsas herencias familiares.
Cuando salí del consultorio médico recordé que mis padres habían sufrido de cataratas, y que mi hermana había sido operada debido al mismo problema, y que una tía había estado ciega por muchos años.
Durante los días siguientes, me pregunté varias veces “¿y si así fuera?” No obstante, como Científica Cristiana, estaba acostumbrada a recurrir a Dios para la curación. Sabía que Dios está siempre presente y que me mostraría las verdades que rechazarían la mentira sobre cualquier herencia dañina. Al cabo de algunos días comencé a pensar acerca de la vista en relación con la consciencia.
La consciencia verdadera es la creación de la Mente divina. Es el efecto de la Mente. Tan seguro como que hay un solo Dios, hay una sola Mente, la fuente divina de todo lo que espiritualmente podemos conocer. La capacidad para ver la creación de Dios es tan perfecta y está tan libre de los conceptos de género, edad o herencias materiales, como lo está la Mente divina, Dios. Cuando el profundo significado de estas verdades espirituales empezó a alborear en mis pensamientos, me di cuenta de que estaba liberada del temor que sentía, y pude dormir tranquila, con un sentimiento de gratitud.
Cuando desperté en la mañana, miré al otro extremo del dormitorio y me di cuenta de que podía ver el reloj claramente, lo que no había podido hacer por algún tiempo. Continué orando, afirmando que la Mente y la consciencia son inseparables y que la consciencia espiritual es completa y perfecta. Cada día mi vista fue mejorando.
Cuando regresé para solicitar mi licencia para conducir, el examen de la vista no mostró evidencia alguna de cataratas. Todos los exámenes posteriores de la vista para renovar o solicitar una nueva licencia, han dado los mismos resultados. Además, la exigencia de que debía usar lentes para ver a distancia quedó sin efecto. Esta curación ocurrió hace más de quince años y desde entonces recuerdo agradecida que, por cierto, “es hermosa la heredad que [nos] ha tocado”. Salmo 16:6. Sólo incorporamos las cualidades puras que Dios nos ha dado como Su perfecta imagen, y por siempre somos herederos del bien.
En el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud, la Sra. Eddy dice: “Hombre es el nombre de familia de todas las ideas — los hijos y las hijas de Dios”. Y en la página siguiente declara: “La sustancia, la Vida, la inteligencia, la Verdad y el Amor que constituyen la Deidad son reflejados por Su creación; y cuando subordinemos el falso testimonio de los sentidos corporales a las realidades de la Ciencia, veremos esa semejanza y reflejo verdaderos en todas partes”.Ciencia y Salud, págs. 515, 516. El hombre es inseparable de Dios, exento de todo cambio. No está expuesto a que lo invada un poco de oscuridad o que mucha oscuridad lo elimine.
Es la contemplación de la creación como material lo que afirma que el hombre puede estar separado de Dios. De esta mentira acerca de la creación proceden las imposiciones y limitaciones de la mortalidad. La misión y el ministerio de Cristo Jesús demostraron la irrealidad de tal concepto erróneo acerca de Dios y del hombre. Jesús afirmó su unidad con Dios; reconoció a Dios como el origen de sus palabras y obras. Fue realmente el Mostrador del camino para la humanidad. Y nos mostró el camino para que demostráramos nuestra eterna relación con Dios, el Espíritu.
La ley de Dios es totalmente buena, y es la única ley que afecta al hombre. Dios preserva lo que crea, y Su creación, incluso el hombre, es tan eterna e inmutable como El es. Los normas de la personalidad humana, la química o los genes no tienen efecto sobre las cualidades espirituales que expresan a Dios y que constituyen la identidad inmortal de cada uno de nosotros.
Debemos reconocer que cualquier bien que nosotros declaramos y expresamos, o que otros declaran y expresan, es el mismo bien universal de Dios. Podemos bendecir en gran medida a nuestros semejantes si reconocemos que el bien que procede de Dios está universalmente al alcance de todos. La Sra. Eddy instó a los miembros de su Iglesia a orar diariamente por la humanidad, y esta oración dice en parte: “... ¡y que Tu Palabra fecunde los afectos de toda la humanidad, y la gobierne!” Manual de La Iglesia Madre, Art. VIII, Sec. 4. La Palabra de Dios declara la verdad acerca de Su ser. Dios es Verdad, y somos tan inseparables de las verdades de la Verdad como lo somos de Dios. Cualquiera que sea el daño o el desafío que tengamos que enfrentar, la Verdad está presente para anular las mentiras que tratarían de negar a Dios y asociar erróneamente al hombre, la manifestación de Dios, con la materia y la mortalidad. Sobre esta base, podemos ver que nunca ha habido un mal que pueda ser transmitido en nuestra verdadera familia: la familia de ideas divinas. La Verdad muestra que todo mal o mentiras son por siempre nada, que carecen de presencia, poder o sustancia.
Ciencia y Salud nos dice: “Perdemos el alto significado de omnipotencia cuando, después de admitir que Dios, o el bien, es omnipresente y tiene todo poder, creemos aún que hay otro poder, llamado el mal”. Y más adelante el libro de texto dice: “Con un mismo Padre, o sea Dios, todos en la familia humana serían hermanos; y con una Mente única, y siendo ésa Dios, o el bien, la hermandad del hombre consistiría de Amor y Verdad y tendría unidad de Principio y poder espiritual, que constituyen la Ciencia divina”.Ciencia y Salud, págs. 469–470.
Solamente el Padre-Madre único puede decirnos la verdad de lo que hay en nuestra familia: la familia creada por el Amor y preservada por el Amor, Dios, que es del todo bueno. Y, si es bueno, por cierto está en nuestra familia.
¿Qué pensáis vosotros, los que usáis este refrán
sobre la tierra de Israel, que dice:
Los padres comieron las uvas agrias,
y los dientes de los hijos tienen la dentera?
Vivo yo, dice Jehová el Señor,
que nunca más tendréis por qué
usar este refrán en Israel.
Ezequiel 18:2, 3
