El río era estrecho y profundo
Mientras lo remontaba sola;
Corrientes veloces agitaban con fuerza y amenazaban
Cada golpe de remo en lo desconocido.
El cielo parecía decir: “¡Regresa!”
El agua rugía con desconfianza, duda y temor;
Pero mi corazón suavemente susurró:
“Continúa.. . que la paz está muy cerca”.
¡Y así fue!
El dulce reflujo de las aguas de Meriba
Tocaba serenamente la orilla;
Me sentí envuelta en la tibieza del momento.
Y hundí mis remos una vez más.
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