No siempre es fácil definir la ética. Aún así, es de esencial importancia tener claro lo que deberíamos hacer y lo que podemos esperar unos de otros. Si tenemos alguna duda sobre la importancia de la ética, y en qué medida este tema se está discutiendo hoy en día, basta con tomar un periódico o cualquier revista. Prácticamente no hay una publicación que no tenga un artículo, una crónica o un editorial sobre alguna fase del comportamiento ético.
No siempre fue así. Cuando existe un consenso general sobre las normas que rigen una actividad determinada, no hay necesidad de discutir reglamentos. Por ejemplo, recuerdo que cuando era niño había normas muy claras con respecto al comportamiento mutuo. Determinadas conductas éticas formaban parte aun de las cosas más sencillas. Si jugábamos a las bolitas, por ejemplo, el ganador no se quedaba con ellas a menos que esto se hubiera acordado de antemano. Por supuesto que no hablábamos sobre ética o acuerdos en sí; simplemente sabíamos que lo que esperábamos unos de otros era importante.
Sin embargo, cuando entre la gente comienzan a producirse cambios profundos, a menudo es necesario procurar nuevos consensos. Eso es parte natural de la vida. El noviazgo formal entraña un conjunto de reglas diferentes a las del casamiento. Retractarse de un acuerdo no es tan importante cuando uno está cambiando figuritas de papel, pero es indudablemente importante cuando se está negociando una casa, un negocio, o los términos de comercio internacional.
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