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Crecimiento espiritual, no magia

Del número de noviembre de 1989 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Por regla general no me atraen los actos de magia, pero había algo que me gustaba mucho en el joven que aparecía en la pantalla del televisor. Expresaba tanto gozo y amor verdadero por su público. El anfitrión que lo presentó, comentó que no sólo era un ser humano excepcional, sino que se encontraba entre los mejores magos actuales. Pero el joven animador lo corrigió diciendo que prefería ser llamado ilusionista. Para él la magia no existe. El "prepara el escenario" para una ilusión, luego induce a que el público vea lo que éste quiere y espera ver.

Mi pensamiento se remontó a una conversación en una de mis clases de la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana cuando era adolescente. El tema de la Lección Bíblica Las Lecciones Bíblicas se publican en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. de esa semana era "La materia". Estábamos hablando sobre la definición de materia que da la Sra. Eddy en el Glosario de Ciencia y Salud (ver pág. 591). Cuando llegamos a la palabra ilusión en la definición, la clase realmente se animó. "Si esta mesa es ilusión, ¿cómo es que nuestros codos no se hunden en ella?" "Si la materia no es real, ¿cómo es que estamos sentados en estas sillas sin caernos al suelo?"

Naturalmente, sabíamos que ésa no era la lección que estábamos aprendiendo en la Escuela Dominical. Estábamos aprendiendo a reconocer lo que es la verdadera sustancia y cómo expresarla en nuestra vida diaria. Estábamos descubriendo que el Espíritu, Dios, es sustancia; el Espíritu es lo que crea, sostiene y mantiene todo. Por esa razón la materia tiene que ser una ilusión. Cristo Jesús vino a demostrar el poder y la sustancia del Espíritu, por eso no se dejó impresionar por la ilusión de que la materia pueda tener sustancia o poder. Y como sus seguidores, nosotros también debemos progresar en nuestra habilidad para expresar el poder del Espíritu.

Nuestra maestra nos hizo volver al tema principal cuando nos leyó una declaración de Ciencia y Salud: "Emerged suavemente de la materia al Espíritu. No creáis que podéis impedir la espiritualización final de todas las cosas, pero entrad de manera natural en el Espíritu por medio del mejoramiento de la salud y las condiciones morales y como resultado de progresos espirituales". Ciencia y Salud, pág. 485. Progreso espiritual, ¡ése era el punto principal! Y teníamos que aprender, practicar y progresar bastante si es que íbamos a mejorar nuestras demostraciones de la totalidad del Espíritu y de la nada de la materia. Es importante notar que para poder crecer espiritualmente el mejoramiento de la salud y las condiciones morales van unidos. La voz profunda de nuestra maestra resonó: " 'Emerged suavemente' sí, pero por amor a Dios, emerged. ¡No se sienten simplemente y vegeten!"

Cualquiera que esté padeciendo de algún dolor o sufra de estrés, pondrá en duda la afirmación de que está experimentando una ilusión, y esto es comprensible. ¿Dónde está la autoridad que respalda tal declaración? ¿Dónde está la prueba? ¿Dónde comenzamos esta búsqueda para entender lo que existe y lo que no existe?

Podemos comenzar con lo que nos dice el relato de la creación espiritual en el primer capítulo del Génesis, con la naturaleza espiritual del hombre y del universo creado por Dios, el Espíritu, a Su propia imagen y semejanza, perfecto y completo, acabado y bueno. Esto en sí mismo elimina la posibilidad de que algo malo pueda ser la voluntad de Dios. Un Dios de amor jamás traerá el mal a Su propia creación. Debido al hecho de que el Espíritu es responsable de todo lo que existe, no puede haber otro origen o poder. De esto se desprende que toda enfermedad, toda desviación de la norma bíblica de moralidad, cualquier clase de desarmonía, debe ser una ilusión, una negación ignorante o intencional de la verdad espiritual respecto a la creación de Dios. Los conceptos equivocados acerca de Dios y del hombre, que existen en el pensamiento humano, son el "escenario preparado" que nos induce a aceptar la ilusión de que hay vida en la materia. En la proporción en que nuestra comprensión espiritual acerca de Dios y del hombre va progresando, nos despojamos de la ilusión, y quedamos libres para disfrutar de esa liberación.

La prueba de este hecho se encuentra en las numerosas curaciones relatadas en la Biblia. Las obras sanadoras de Cristo Jesús muestran los resultados de negarnos a aceptar todo lo que no sea la verdad en cuanto a la creación de Dios. ¡A cuántos dolientes liberó de las creencias esclavizantes basadas en el concepto de que el hombre es material en vez de espiritual! Jesús reconocía y cedía a la supremacía de Dios. Sólo de esta manera pudo rechazar la evidencia falsa, las autodecepciones de los sentidos materiales y destruir la ilusión de que pueda haber un poder aparte de Dios.

Cuando Jesús resucitó a Lázaro después de haber estado más de tres días en la tumba, él no estaba transformando la muerte en vida. Estaba probando que la muerte es una ilusión y que Dios, la Vida divina, es la realidad. Cuando sanó a los diez leprosos, no estaba cambiando diez cuerpos enfermos por diez cuerpos sanos. Estaba reconociendo la única condición real que siempre tuvieron, su perfección espiritual inmutable.

Al lograr una comprensión de los hechos espirituales de la existencia, nuestra creencia en la ilusión de vida en la materia disminuye, y eso nos capacita para sanar. Jesús probó para toda la eternidad que ni el pecado, ni la enfermedad ni la muerte pueden resistir el poder de la Verdad. Sin embargo, el sentido común nos dice que sería sumamente tonto tratar de caminar a través de una pared de concreto simplemente porque se nos dijo que la materia es una ilusión. Y, repito, ése no es el punto. Nuestra forma de probar la totalidad del Espíritu y seguir a Cristo Jesús, es regenerar nuestro pensamiento y nuestra vida. Necesitamos pautas para esta regeneración espiritual, y las tenemos en los Diez Mandamientos y el Sermón del Monte que nos dejó Jesús, éstos son nuestras guías para el diario vivir.

En nuestro crecimiento espiritual, el Amor divino nos va revelando, de acuerdo con nuestra propia necesidad del momento, la verdad que se requiere para disipar las ilusiones de materialidad. Ciencia y Salud declara: "Los imperfectos mortales llegan a comprender la finalidad de la perfección espiritual lentamente; pero empezar bien y continuar la lucha de demostrar el gran problema del ser, es hacer mucho".Ibid., pág. 254.

La buena voluntad representa un papel importante en esta tarea. Jesús estaba dispuesto a obedecer a Dios aun cuando se vio frente a la crucifixión, y el resultado de su obediencia fue la prueba invalorable de la vida eterna, una prueba para toda la humanidad. Pablo nos recomienda: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús", y también nos dice: "Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad". Filip. 2:5, 13. Solamente el sentido espiritual es capaz de informar sobre la verdad acerca del hombre y del universo. Y cultivamos el sentido espiritual mediante el progreso de nuestra comprensión de Dios y la obediencia a El.

También tenemos que estar alerta para no ser engañados por ilusiones. Consideremos esta declaración de Ciencia y Salud: "No conociendo los derechos que Dios nos ha otorgado, nos sometemos a decretos injustos, y la influencia de la educación refuerza a esa esclavitud. No os dispongáis a aceptar la ilusión de que estáis enfermos o que se está desarrollando alguna enfermedad en vuestro organismo, más de lo que os dispondríais a someteros a una tentación pecaminosa basándoos en que el pecado tiene sus necesidades".Ciencia y Salud, pág. 381.

Tal vez no podamos aún caminar sobre las aguas, pero podemos negarnos a aceptar la ilusión de que existe un poder aparte de Dios. Las últimas páginas de esta publicación contienen testimonios de unas pocas personas entre cientos que están probando diariamente, mediante las demostraciones del todo-poder del Espíritu, que el pecado y la enfermedad no tienen poder. Las filiales de la Iglesia de Cristo, Científico, en todo el mundo, celebran los miércoles reuniones vespertinas de testimonios en las que la congregación comparte su inspiración y curaciones, que son el resultado del progreso espiritual.

¿Qué puede ser más importante o conceder más salud y fortaleza que el progreso espiritual? Cada paso de progreso que damos como individuos, cada demostración de la totalidad del Espíritu, por pequeña que parezca, está directamente relacionada con la curación de toda la humanidad.

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