Cuando mi hija tenía diez meses, le salió eczema en todo el cuerpo. La hospitalizaron tres veces, y continuó bajo cuidado médico por varios meses, pero sin ningún alivio. Así que decidimos cuidarla en casa.
Yo estaba tan desesperada que pensé que no podría soportarlo más; y temía por la vida de la criatura. Mi marido se sintió muy preocupado y fue a hablar con su padre, que vivía cerca. Cuando regresó me dio un libro grueso, que era de su padre, titulado Wissenschaft und Gesundheit mit Schlussel zur Heiligen Schrift [Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras] por Mary Baker Eddy. Me dijo que debería leerlo.
Después de haber acostado a mi hija empecé a leer. Leí con el deseo y el esfuerzo que haría una persona que se está ahogando para salvarse. Nunca había oído hablar sobre Ciencia Cristiana, pero fue como si hubiera estado esperando este libro con ansiedad. Leí hasta tarde en la noche. Cuando me desperté de mañana y fui a ver a mi hija me froté los ojos, porque pensé que no estaba viendo bien. Pero era cierto, había sanado. Todo su cuerpo estaba tan suave como el de un niño recién nacido.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!