Crecí aprendiendo a salir de apuros. No, yo no crecí en las calles; crecí en los campos de golf, practicando para convertirme en una profesional de este deporte. El hombre que me enseñó a jugar golf era un genio en “jugadas difíciles”, jugadas para poder salir de terrenos arenosos, de terrenos escabrosos, de bosques, de agua, y así por el estilo. Como maestro tenía la extraordinaria habilidad de prepararnos para jugar bien en todo tipo de condición, no sólo en condiciones ideales.
A menudo he pensado sobre esto y lo he relacionado con lo que me ha preparado para enfrentarme con la experiencia humana. Tal parece que hay retos para los cuales no hemos sido realmente preparados. Nos enfrentamos con toda clase de problemas: temor a los cambios o a la enfermedad, falta de trabajo o exceso de éste, poco amor o una relación humana equivocada. A menudo es difícil saber cómo seguir adelante en tales condiciones.
Sin embargo, vivimos en una época que tiene más acceso que nunca al “equipo completo” de la Biblia. Ese es el término que usa J.B. Phillips en su traducción al inglés de un versículo de 2 Timoteo: “Las Escrituras son el equipo completo del hombre de Dios, y lo prepara totalmente para todos los aspectos de su obra”. 2 Tim. 3:17.
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