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Sobre la instrucción en clase: Tengan “cuidado con la red” que impide el progreso

Del número de febrero de 1989 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Un Científico Cristiano relata la experiencia que tuvo cuando nadaba. Fue atrapado por una red de pescar y arrastrado hacia abajo. El nadador, dándose cuenta de que era imperioso actuar inteligentemente, se mantuvo totalmente quieto y escapó de la red.

Todo aquel que desea progresar en su comprensión de la Ciencia Cristiana y, por lo tanto, en su eficacia para sanar, cuenta con esta advertencia de nuestra Guía, Mary Baker Eddy, sobre la instrucción en clase: “Los estudiantes que están listos para dar este paso deben tener cuidado con la red que se halla extendida con astucia y hábilmente escondida para impedir su progreso en tal dirección”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 241.

Si somos arrastrados hacia abajo cuando estamos listos para progresar espiritualmente, tal vez sea porque la red se halla más “hábilmente escondida” que la red de carácter físico en la experiencia del nadador. Sin embargo, unas pocas preguntas a fondo, contestadas con sinceridad, podrán en evidencia la red “extendida con astucia”. ¿Mantengo intacta una confianza sincera en Dios, el Espíritu, o me estoy dejando atrapar por la dependencia en la materia? ¿Tiene mi vida el propósito de traer al mundo salvación de la enfermedad y el pecado, o me siento incompetente? ¿Estoy expresando el amor de la manera en que realmente deseo expresarlo, o es a menudo el egoísmo el motivo de mis acciones?

Si percibimos que estamos atrapados en la materialidad, debemos cultivar esa quietud espiritual que nos permite escapar fácilmente de la red. Nuestra Guía escribe: “La Mente demuestra omnipresencia y omnipotencia, pero la Mente gira sobre un eje espiritual, y su poder se despliega, y su presencia se siente en quietud eterna y Amor inamovible”.Retrospección e Introspección, págs. 88–89. El recurrir a la Mente provee la quietud y el amor que no sólo nos capacita para progresar, sino que también nos revela lo que es necesario en la escena humana: el maestro apropiado para los alumnos, y los alumnos apropiados para el maestro.

La Sra. Eddy se refiere nuevamente en Retrospección e Introspección al valor de la quietud: “La mejor clase espiritual del método de acuerdo con el Cristo para elevar el pensamiento humano e impartir la Verdad divina, es poder estacionario, quietud y fuerza; y cuando hacemos nuestro este ideal espiritual, viene a ser el modelo para la acción humana”.Ibid., pág. 93.

Podemos estar seguros de que esa quietud espiritual no es inacción, sino que provee “el modelo para la acción humana”. Si alguien todavía no ha aprovechado el privilegio de tomar instrucción en clase y no está tratando activa y mentalmente de dar este paso, tal vez necesite darse cuenta de la diferencia que existe entre la mera quietud humana y la quietud espiritual.

Puesto que Dios, la Mente, es omniacción, el pensamiento centrado en Dios conduce a la acción humana progresiva. Sin acción, lo que parece ser inspiración es simplemente euforia; mientras que el pensamiento humanamente agitado, pero sin una base espiritual, es como una tempestad en una tetera. Se agita, y luego queda en el mismo lugar donde estaba.

El “método de acuerdo con el Cristo” para elevar el pensamiento humano —“poder estacionario, quietud y fuerza” — proporciona los pasos exactos para el progreso espiritual. Si creemos que no somos lo suficientemente buenos o que no sabemos lo suficiente para tomar instrucción en clase primaria, necesitamos estudiar la palabra primaria. Si creemos que sabemos mucho o que tendremos que dejar de lado muchas cosas para dedicarnos por completo a vivir como Científicos Cristianos, este mandato bíblico nos será muy instructivo: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra”. Salmo 46:10.

Si bien este mensaje de la Junta de Educación tiene el propósito de poner al descubierto la red que trataría de impedir que los estudiantes de Ciencia Cristiana dieran un paso tan importante para su propio bien y el del mundo, es necesario agregar que el gozo, la redención y el desarrollo que trae la instrucción en clase son singularmente maravillosos.

La corta duración de las clases no puede medir con justicia la transformación que éstas traen. Se podría decir que esas dos semanas nos hacen ver algo de la eternidad, donde se halla el cielo. El espíritu del Estatuto de la Sra. Eddy en el que se estipula que “ningún miembro de esta Iglesia deberá aconsejar que no se tome instrucción en clase de Ciencia Cristiana”Manual de La Iglesia Madre, Artículo XXVII, Sec.5. prohibe que cualquier miembro diga o haga algo que desaliente a otro para que tenga esta magnífica experiencia. Este Estatuto también protege a un futuro alumno para que no preste atención a la mera opinión humana, aun la que estime como propia, en cuanto a este importante paso.

Quien esté pensando tomar instrucción en clase, tiene la Biblia y los escritos de la Sra. Eddy para que lo guíen. Al recurrir a estos libros, al orar para que el Pastor (ver el Himno 304, “ ‘Apacienta mis ovejas’ ”) le indique cómo, dónde y cuándo ir, el estudiante va más allá de la etapa en que cree que no sabe nada, al reconocimiento de su ser verdadero a la semejanza del Cristo.

Tal estudiante comprueba lo que dice la Sra. Eddy en su mensaje a los estudiantes de la Junta de Educación en diciembre de 1904: “Comprendemos mejor lo que comienza en nosotros mismos y la instrucción lo ilumina al manifestarse”.Miscellany, pág. 253. Y el Científico Cristiano tiene presente cada vez más que recibir instrucción en clase implica ser receptivo a uno de los medios de Dios para que Su Cristo llegue a nuestra mente y corazón. Es una experiencia sagrada, provista en el Manual de La Iglesia Madre como le fue revelado a la Sra. Eddy.

Cuando estamos alerta a toda pretensión engañosa, todos podemos hallar la quietud espiritual que revela a cada uno los pasos progresivos. Y el que aún no haya tomado instrucción en clase encontrará el camino despejado para esta experiencia iluminada y bendita de comprender, aún más íntimamente, a su Dios.

Los nombres de maestros autorizados de la Ciencia Cristiana aparecen por país, estado y ciudad en la lista de anuncios de practicistas y maestros de la Ciencia Cristiana del The Christian Science Journal. Si bien el personal de la oficina de la Junta de Educación no hace recomendaciones referentes a la selección de un maestro, tendrá el agrado de ayudar a quienes soliciten información al respecto y deseen saber si una persona es maestro autorizado, y en qué parte de la lista se puede hallar un nombre en particular. Los que deseen información pueden escribir a The First Church of Christ, Scientist; Board of Education, A-191; 175 Huntington Avenue; Boston, MA, E.U.A. 02115, o llamar por teléfono al (código de área 617) 450–3197.

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