Mi auto se descompuso. Era muy noche y estaba solo. Sentía lo mismo que seguramente usted se estará imaginando ahora. ¡Qué alegría me dio ver las luces rojas y azules del auto policial cuando se detuvo detrás del mío! El policía se quedó y me ayudó hasta que la pequeña falla fue arreglada.
Mientras iba manejando de regreso a casa, pensaba cómo me había sentido cuando vi acercarse el auto policial. ¡La sensación de alivio fue completamente diferente a lo que generalmente uno siente cuando ve esas luces centelleando en el espejo retrovisor! Esa experiencia me hizo pensar que las circunstancias en que nos encontramos — desde nuestro punto de vista — pueden tener un importante efecto en la manera en que interpretamos y sentimos las cosas.
De acuerdo con el punto de vista individual, cuando Cristo Jesús desapareció del sepulcro después de su crucifixión, las “buenas nuevas” pudieron haber sido prometedoras o alarmantes. Estamos acostumbrados a leer sobre los acontecimientos desde el punto de vista de aquellos primeros seguidores que, en retrospección, vieron la resurrección como algo maravilloso. La tragedia de la traición, el juicio, la crucifixión y el entierro por los que pasó Jesús fueron menos intensos, y el vocablo alivio no parece lo suficientemente adecuado para describir lo que deben de haber sentido sus seguidores.
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