En una época en que necesitaba urgentemente sanar de una discordancia perniciosa y persistente, estas palabras de la Sra. Eddy venían constantemente a mi pensamiento: “una obra sanadora que no es casual”. Son parte de un artículo titulado, “El camino”, en su obra Escritos Misceláneos. La declaración completa dice: “Menos enseñanza y una buena obra sanadora es hoy el súmmum que merece un ‘¡bien hecho!’, una obra sanadora que no es casual — recuperación crónica, menguando y fluyendo — sino curación instantánea”.Esc. Mis., pág. 355.
Esto era precisamente lo que estaba buscando. Hasta ese entonces mi progreso podría haber sido descrito como “menguando y fluyendo”. Había días en que me sentía liberada; pero luego, los síntomas desalentadores volvían. ¿Cómo podría elevarme por sobre lo casual, o conjetural, a la certeza de la curación en la Ciencia Cristiana?
Durante años había aceptado esta Ciencia como el único método de curación en que deseaba confiar. Cuando me hice miembro de La Iglesia Madre, me había dedicado a apoyarme en la curación espiritual en toda situación. Esto significaba que tenía que ser sincera conmigo misma y estar totalmente dispuesta a practicar lo que comprendía y sabía que era verdad acerca de Dios y del hombre que El creó.
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