Desde que empecé a estudiar Ciencia Cristiana hace cuarenta años, me he apoyado para todo en las enseñanzas de esta Ciencia. Cuanto más he comprendido las leyes de Dios y cuanto más metódica he sido para aplicarlas, tanto más feliz y fructífera ha llegado a ser mi vida.
Cuando he tenido dificultades físicas, siempre he confiado en la oración y en la inspiración y comprensión espiritual obtenidas mediante el estudio de la Ciencia Cristiana; y siempre he sido sanada. También he sido testigo de muchas curaciones en mi familia y entre mis amigos Científicos Cristianos.
Mi primer testimonio apareció en The Christian Science Journal de diciembre de 1979, y en la edición alemana de El Heraldo de la Ciencia Cristiana de agosto de 1980. Ahora quisiera relatar una curación que tuve hace alrededor de seis años. Durante muchos años, mi querida madre había tenido problemas con lo que los médicos diagnosticaron como artritis, o artrosis, en las rodillas.
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