Nunca estaré sola
porque el amor de Dios
eternamente me sostiene.
Nunca estaré sola
porque Sus ideas
siempre están conmigo.
Nunca estaré sola
porque Su poder
me da confianza.
Nunca estaré sola
porque Su ley
me guía en dirección correcta.
Nunca estaré sola
porque Su cuidado
me libra de caer en tentación.
Nunca estaré sola
porque Su ternura
me cobija bajo Sus alas.
Nunca estaré sola
porque en la quietud
me dice: “Oye Mi voz”,
y al escucharla siento
Su compañía, que quita
de mi vida todo temor.
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