“Se ha estado hablando mucho acerca del pecado, del crimen y del básico comportamiento antisocial.. . drogas y pornografía en nuestro país y terror y brutalidad en el exterior.. . Lo que me perturba es nuestra curiosa y deficiente, por no decir defectuosa, manera de hablar sobre ello. Parece que ya no tenemos una palabra para lo 'malo' en el sentido moral, por ejemplo: 'el robo es malo'.
"Permítanme hacer una breve modificación. Por cierto que no hay escasez de personas que condenan a otras por tales causas, especialmente a sus opositores políticos o a personajes que sencillamente no les gustan. Los insultos están todavía en boga. Pero donde el concepto de lo que es malo es realmente importante — como una guía para nuestro propio comportamiento o para el partido que defendemos en alguna disputa — ha desaparecido.. .
".. . La mera noción es considerada política, por no decir personalmente, embarazosa, puesto que tiene ese tono represivo y primitivo en él. Por eso, hemos desarrollado una amplia clasificación de sustitutos para lo 'bueno y lo malo'. Mencionaré unos pocos:
Bueno y estúpido.. .
Bueno y no necesariamente inconstitucional.. .
Bueno y enfermo.. .
Bueno y sólo lo que se esperaba.. .
Bueno y complejo.. .
"Cuando escucho los argumentos morales que andan remolineando.. . me convenzo, todavía más, de que nuestro verdadero problema es este: la 'voz callada y suave' de la conciencia se ha vuelto demasiado suave y totalmente callada".
Por Meg Greenfield. Derechos de autor © 1986,
por Newsweek, Inc. Reservados todos los derechos.
Reimpreso con permiso.
Comentarios de los Redactores: El humor de este ensayo no empaña el énfasis de su punto, y el mensaje de las líneas finales sobresale aún más si retornamos la frase "voz callada y suave" a su fuente bíblica. La "voz callada y suave" se refiere a la manera en que Dios habló al profeta Elías, un hombre de conciencia, si lo hubo alguna vez.
Si hemos de hacer juicios apropiados en cuanto a los desafíos que encara la humanidad hoy en día, debemos examinar más atentamente este vínculo entre la conciencia humana y la voz de la Verdad divina. La Verdad jamás deja de hablar al corazón humano, por mucho que se le desobedezca; ahora, como siempre, insta al pensamiento a reconocer el poder del Espíritu y la naturaleza espiritual del hombre. Un momento de alejamiento de las vacuas excusas del materialismo, un esfuerzo por escuchar a la Verdad, un intento por alcanzar la norma del bien que Cristo Jesús nos dio, pueden renovar nuestro valor y darnos una clara percepción respecto a la diferencia entre lo bueno y lo malo. Necesitamos discernir esa diferencia, mas no con el propósito de condenar, sino con el propósito de dar ayuda y traer curación.