Conocí la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens) en el otoño de 1979, y desde entonces mi familia y yo hemos recibido muchas bendiciones maravillosas. La siguiente fue mi primera curación en la Ciencia Cristiana.
En septiembre de 1979, fui internado en el pabellón de cirugía de un hospital, con lo que había sido diagnosticado como un caso grave de hemorroides. Hacía veinte años que venía sufriendo de hemorroides. Para aliviar el dolor y otros síntomas, durante años había tomado constantemente diferentes medicamentos.
Luego de haber estado en el hospital unos días, me examinaron tres cirujanos y concluyeron que iba a ser peligroso operar. Temían que fuera a traer complicaciones. Me dieron de alta luego de decirme que continuara tomando la medicación prescrita hasta que llegara a un punto tal en que se pudiera operar sin peligro.
Lo que más me preocupaba era que había visto a pacientes con el mismo problema que seguían volviendo al hospital para hacerse operar una segunda y tercera vez. Esto me inquietó, y me hizo dudar de que la operación en realidad me traería una solución permanente.
Pocos días después de que me dieran de alta me las arreglé para manejar el auto e ir a mi oficina para recoger la correspondencia. También pasé por la biblioteca para leer algunas revistas. Como me costaba permanecer sentado por mucho tiempo, leí parado. Cuando la bibliotecaria me vio, me preguntó: "¿Por qué no se sienta cómodamente para leer?" Le conté sobre mi problema. Durante un momento permaneció callada. Luego ofreció llevarme a ver a una señora que podía sanar por medio de la oración.
Esa invitación despertó mi interés. Creía que Dios podía sanarme y, además, le tenía pavor a la operación que se avecinaba. Así que, sin dudar, acepté su amable invitación. Pero agregué que mi esposa también tenía problemas físicos y deseaba que ella también fuera.
En menos de una hora, mi esposa y yo estábamos en casa de una practicista de la Ciencia Cristiana. Cada uno tuvo la oportunidad de hablar en privado con ella. La practicista me habló con calma, asegurándome de que en realidad no hay enfermedad, puesto que Dios, el bien, lo crea y lo gobierna todo. Me dijo que yo era realmente la imagen espiritual de Dios y que no podía tener enfermedad alguna.
La practicista nos dio a ambos referencias de la Biblia y de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, para que las estudiáramos. Un pasaje de Ciencia y Salud resaltó notablemente para mí: "Las sustancias materiales o formaciones terrestres, los cálculos astronómicos y todo el aparato de las teorías especulativas, basadas en la hipótesis de que hay ley material o de que la vida y la inteligencia residen en la materia, se desvanecerán finalmente, sorbidos en el cálculo infinito del Espíritu"(pág. 209).
El día que conocimos la Ciencia Cristiana fue el día más notable de nuestra vida. Mi esposa y yo nos pusimos a estudiar diligentemente las referencias que nos dio la practicista, y estudiamos Ciencia y Salud en profundidad. También nos deshicimos de todos los medicamentos. A los pocos días, los síntomas habían cedido y me encontraba bastante mejor. Al cabo de tres semanas estaba completamente sano. (Mi esposa relata su curación en el siguiente testimonio.)
Siento una sincera gratitud por la bibliotecaria que se dio cuenta de mi problema y me ofreció ayuda, y por la practicista cuya ayuda por medio de la oración fue tan eficaz. Mi familia ha tenido muchas otras curaciones maravillosas, demasiado numerosas como para mencionarlas aquí. También estoy agradecido por ser miembro de La Iglesia Madre y de una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, y por haber recibido instrucción en clase de Ciencia Cristiana. Todas estas actividades continúan trayéndome inspiración y bendiciones.
Accra, Ghana
