Enseñar a los alumnos más pequeños de la Escuela Dominical quizás no sea el trabajo más popular en muchas iglesias filiales, pero hay a quienes les ha llegado a encantar hacerlo; en efecto, algunas personas no lo cambiarían por nada.
Una razón común que se da para no querer aceptar este cargo es: "¿Cómo puedo tomar algo tan exigente y profundo como la Ciencia Cristiana y hacer que un niñito la entienda?" Pero, ¿es verdad que es difícil hablar de la Ciencia Cristiana con niños pequeños, o es la mente mortal la que ha presentado un concepto invertido, tergiversado, de lo que realmente es? Las palabras de la Sra. Eddy en Escritos Misceláneos contestan esto directamente (pág. 53): "La Ciencia Cristiana es sencilla, y los niños la entienden fácilmente; sólo el pensamiento educado en dirección opuesta la encuentra abstracta o difícil de percibir".
Una maestra suplente de la Escuela Dominical tuvo una experiencia que confirma esto. Una carta que escribió sobre la experiencia incluía las siguientes observaciones:
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