La Biblia utiliza diferentes términos para transmitirnos un aspecto primordial de sus enseñanzas: el tierno amor de Dios. Cristo Jesús se refería a Dios como Padre y Pastor, y el libro de Isaías representa a Dios diciendo: “Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros”. Isa. 66:13.
La Sra. Eddy usa el término Padre-Madre para Dios, no para cambiar Su naturaleza, sino para darle un significado mayor. Este término nos demuestra que la naturaleza divina incluye cualidades que asociamos tanto con la paternidad como con la maternidad, tales como amor y sabiduría.
Este mayor entendimiento de la naturaleza de Dios es muy práctico para darnos fortaleza y tranquilidad en las experiencias diarias, y es una parte importante de la curación espiritual. Una mujer probó esto por sí misma recientemente cuando comenzó a sufrir de un reumatismo paralizador que le hacía muy difícil el movimiento. Como ella había llevado siempre una vida muy activa, esto era muy doloroso para ella y su familia.
Toda su vida había sido estudiante de Ciencia Cristiana y tenía completa fe en la eficacia de sus enseñanzas. Ella había presenciado y experimentado curaciones como resultado de esta práctica. De modo que pidió a una practicista que le diera tratamiento por medio de la oración; y juntas, basándose en la totalidad y la bondad de Dios, desafiaron la creencia de que alguna enfermedad podía ser incurable o crónica. También ambas cultivaron una simple receptividad al Padre-Madre divino.
Al principio el progreso parecía lento, pero gradualmente comenzó a mejorar, y más o menos en un año, ella había recuperado completamente su libertad de movimiento y pudo reanudar todas sus actividades normales. Los miembros de su familia, que no eran Científicos Cristianos y que la habían ayudado a empujar su silla de ruedas en diferentes ocasiones, estaban muy contentos de ver que se había logrado la curación. Una de las cosas que le brindó tranquilidad en ese período, fue una oración escrita por la Sra. Eddy, la cual había aprendido cuando era niña:
Padre-Madre Dios,
en Tu amor,
guárdame al dormir,
guía mis pies al ir
de Ti en pos.Escritos Misceláneos, pág. 400.
Había utilizado esta oración muchas veces, pero ahora, lo que de ella se destacaba era la idea del amor de Dios apoyándola a toda hora; la idea de que Dios en Su infinitud, al cuidar de Su vasta creación, la amaba y protegía, tal como a una idea espiritual y única. Anteriormente, ella veía a Dios como el único y verdadero legislador, como el Principio divino del universo, y había centrado todo su esfuerzo en apelar a la ley de Dios y declarar que ella estaba sujeta solamente a esa ley. Aunque reconocía que ésta percepción era favorable, ahora se daba cuenta del verdadero significado que tenía la frase, “Dios me ama”.
El comprender que Dios es el divino Padre-Madre, la presencia creadora, afectuosa y consoladora que llena completamente la creación, es poder sentir algo del Amor que sana. Los infortunios y los sufrimientos proceden del concepto basado en la existencia material, que nos alejaría de Dios y nos privaría de Su cuidadosa protección. Pero mantener un punto de vista espiritual, receptivo a la naturaleza de Dios, como Amor eternamente protector, nos abre el camino hacia la curación.
También nos ayuda enormemente el llegar a reconocer la verdadera existencia del hombre como el hijo, o la expresión del divino Padre-Madre, como la imagen espiritual del Amor, inmune al sufrimiento y libre de las flaquezas y debilidades asociadas con la edad. Al cultivar esta visión más elevada, reconocemos la permanencia en nuestras vidas de cualidades como las de un niño aunque vencedoras, tales como la inocencia, la pureza, la espontaneidad, la esperanza y la confianza.
El percibir a Dios como nuestro Padre-Madre, y a nosotros como a Sus hijos, pone nuestra salud sobre un fundamento más firme y, lo que es más importante, ayuda a promover la regeneración que es tan esencial para nuestra salvación.
