¿Se ha encontrado alguna vez en medio de una clase de la Escuela Dominical en la que el tema que se trató nunca llegó a cobrar el interés suficiente como para iniciar una buena discusión? Se hicieron preguntas que recibieron respuestas pero éstas fueron tan lacónicas o sin fervor que simplemente quedaron como tortugas encerradas en sus caparazones. Esta no es una experiencia estimulante y no satisface.
Algo que ayuda a animar un diálogo es agudizar y profundizar las preguntas que se hacen. Póngase a prueba contestando: "¿Cuántas preguntas formulo durante la hora de la Escuela Dominical que requieren sólo una respuesta afirmativa o negativa?" "¿Con qué frecuencia hago preguntas de las que se infiere una respuesta obvia o fija con demasiada facilidad?" Por el contrario, "¿Cuán a menudo pregunto algo que todavía no ha hallado respuesta en mi propia vida?" "¿Cuántas veces hago preguntas dirigidas a la experiencia de los alumnos que sólo pueden contestarse basándose en su experiencia personal?"
Las preguntas que requieren un sí o un no, tienen un valor limitado. En ocasiones pueden ser útiles para pasar de una parte de un tema a otro o cuando recién se empieza a abordar un tema. Por ejemplo, podríamos preguntarle a un alumno si alguna vez ha visto a Dios. Esa pregunta se contesta con un sí o un no y es potencialmente el punto de partida para un intercambio activo que es muy pertinente. Pero eso depende de muchas cosas: ¿Hacemos a continuación preguntas que promueven en los alumnos el uso del sentido espiritual? ¿Escuchamos honestamente? ¿Esperamos descubrir algo nuevo en las respuestas de los alumnos a nuestras preguntas?
Otra clase de preguntas que tienen un valor limitado en la Escuela Dominical son las que se basan en hechos. Por ejemplo: "¿Cuántos Mandamientos hay?" "¿Qué hizo Pedro cuando vio a Jesús caminando sobre el agua?" "¿Dónde puedo encontrar 'la exposición científica del ser'?" Ver Ciencia y Salud 468:9–16. Si las preguntas que hacemos en la Escuela Dominical están limitadas a ser respondidas con un sí, un no o un hecho, lo más probable es que no se produzca un intercambio con nuestros alumnos.
¿Cómo se hacen las preguntas? ¿Hay un sentido académico o rutinario en la pregunta o en el modo en que se la formula? Por otra parte, ¿estamos buscando una contestación — una respuesta que necesitamos y deseamos — y estamos esperando encontrar esa respuesta en las contestaciones de los alumnos? Los niños son honestos, a veces demasiado honestos. Tal vez no sepan el significado de la palabra retórica, pero pueden diferenciar entre una pregunta retórica y una pregunta genuina, penetrante, que surge del corazón. Se dan cuenta cuando el maestro está esperando a que ellos terminen de contestar para poder dar la respuesta "verdadera".
Supongamos que la lección de esta semana incluye la curación de Jesús del hombre en el estanque de Betesda. Ver Juan 5:2—9. Podemos hacer una pregunta que pueda contestarse con un sí o un no: "¿Sanó el hombre?" Respuesta: "Sí". Podemos hacer una pregunta basada en un hecho: "¿Por cuánto tiempo había padecido este hombre?" Respuesta: "Treinta y ocho años". Pero he aquí otras preguntas que nos podemos sentir inclinados a formular: "Jesús le preguntó al hombre '¿Quieres ser sano?' ¿Por qué creen ustedes que el hombre no le respondió directamente con un sí o un no? ¿Les parece que el hombre creía que podía ser sanado? Si no, ¿por qué lo sanó Jesús? ¿Qué le dio a Jesús la certeza de que el hombre podía ser sanado después de treinta y ocho años de sufrimiento sin esperanza? ¿Qué le sucedió a este hombre — que estaba tan débil que había sido incapaz de pararse durante treinta y ocho años — que lo capacitó para recuperar su fuerza y salud inmediatamente? ¿Creen que la manera en que este hombre se veía a sí mismo, y de lo que era posible en la vida, cambió como resultado de esta curación? ¿Cómo? ¿Cómo cambiaría para ustedes el concepto acerca de la vida si hubieran estado sufriendo en cama durante años y de pronto se liberaran completamente de toda dolencia gracias al poder espiritual? ¿Creen que esta clase de poder puede ayudarlos si fueran lesionados en el campo de deportes o si se sintieran abrumados por la dificultad de un curso dictado por un profesor difícil? ¿Cómo? ¿Hay algo que están enfrentando en su vida ahora mismo que podría beneficiarse o cambiarse por medio de esta clase de poder?"
Podemos hacer preguntas que por su propia naturaleza dicen a cada alumno: "Tienes algo extraordinario; tienes sentido espiritual, una capacidad innata para descubrir lo que Dios está revelando. Juntos podemos comenzar a explorar lo que la Sra. Eddy llama 'un nuevo mundo de luz y Vida'.Retrospección e Introspección, pág. 27. Podemos llegar a saber lo que realmente significa ser un Científico Cristiano".
