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Bienvenido a su hogar de la iglesia

Del número de junio de 1990 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Pensó usted alguna vez lo natural que es dar la bienvenida a nuestros amigos en nuestro hogar? No es un esfuerzo. Nuestra amabilidad, atención y cortesía son espontáneas. Esperamos con anhelo la llegada de nuestros invitados, y hacemos todo lo que podemos para que se sientan bienvenidos y a gusto. Queremos que se sientan contentos de haber venido y esperamos que sientan el deseo de volver. Cuando servimos de ujier en una Iglesia de Cristo, Científico, ¿no podría ser uno de nuestros propósitos ofrecer a todos los que asisten a los servicios religiosos la clase de bienvenida que damos a nuestros invitados en nuestro propio hogar?

El trabajo de ujier, como cualquier otra actividad de la iglesia, requiere amor desinteresado. ¿Acaso no es esto algo que manifestamos espontáneamente cuando tenemos invitados en nuestro hogar? ¿No fue lo que expresó Cristo Jesús cuando lavó los pies de los discípulos? Ver Juan 13:3–15. El amor desinteresado es una cualidad propia del Cristo que tiene su fuente en el Amor divino, Dios, y evidencia el hecho de que Dios hizo al hombre a Su semejanza, para que expresara Su amor. El poner el amor por Dios y por el hombre a Su semejanza en primer lugar en nuestros afectos, guía y dirige todo lo que hacemos al llevar a cabo nuestros deberes en la iglesia. Este amor desinteresado nulifica, en verdad, toda sugestión de que el trabajo de ujier es tan solo una rutina que alguien tiene que hacer periódicamente.

Puesto que nuestra experiencia, incluso el trabajo en la iglesia, está modelada por lo que comprendemos acerca de Dios, el Principio divino, cuando nos esforzamos activamente por amar más, servir más, y prepararnos para dar y recibir inspiración en los servicios religiosos de la iglesia, estamos realmente ayudando a que ocurran cosas maravillosas. Cuando nos esforzamos por vivir en nuestras actividades diarias lo que comprendemos de nuestra unidad con Dios, no tenemos que tratar de expresar afecto y hospitalidad cuando servimos en la iglesia. Tales demostraciones diarias nos ayudan a llegar a la iglesia espiritualmente preparados para apoyar con firmeza la verdadera idea de Iglesia, la cual la Sra. Eddy define como "la estructura de la Verdad y el Amor; todo lo que descansa en el Principio divino y procede de él".Ciencia y Salud, pág. 583.

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