Tal vez sea una buena idea mirar más allá de un concepto superficial acerca de lo que es viejo y lo que es nuevo. También necesitamos discernir mejor entre lo que es sofisticado y lo que es simple.
En una era de técnicas y mecanismos médicos increíblemente complejos, la práctica de la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens) de sanar mediante medios espirituales, puede parecerle a algunos algo demasiado simple en su enfoque. Un corazón compasivo puede temer de que no está ocurriendo nada sustancial, de que no se está haciendo nada si no hay algo visible y complicado. (Un corazón duro puede desdeñar las cosas espirituales considerando que no son en manera alguna prácticas.)
Si nos dejamos convencer por los llamados conocimientos modernos que declaran que el hombre es una intrincada maquinaria material compuesta de kilómetros de tubos, nervios y venas, entonces nos puede parecer que el amor, la fe o la alegría espiritual están fuera de lugar. De hecho, cuanto más convencidos estemos de que el hombre es material, tanto más las cualidades del corazón y del pensamiento — la oración misma — parecerán tener, para nuestro desaliento, muy poco efecto.
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