Al estar casada con un vendedor que trabaja exclusivamente en base a comisiones, he enfrentado a diario la necesidad de comprender mejor nuestra habilidad para confiar en que Dios responde a nuestras necesidades. Pero hubo un período muy particular que quedó grabado en mi memoria. Acabábamos de mudarnos a un estado distante del nuestro. Sentíamos que ese traslado había sido dirigido por Dios. Fue una mudanza costosa, pero el nuevo empleo que había aceptado mi marido parecía como una bendición, con excepción de su aspecto financiero mientras trabajaba para establecer contactos y formar una clientela. ¿De dónde íbamos a sacar el dinero para pagar todas las cuentas que parecían llegar a diario?
Al orar sobre esta situación, empecé a pensar en la palabra manifestar. Los Científicos Cristianos a veces hablan de las curaciones o la ayuda que se manifiestan en su experiencia. Pero me pregunté a mí misma ¿qué significa realmente manifestar? Yo sabía que todo aquello que se manifiesta o que es manifestado se hace evidente, "percibido fácilmente" como figura en un diccionario. ¿Pero de qué manera se percibe? ¿Cómo lo percibimos nosotros? ¿Simplemente por medio de los sentidos materiales o a través del sentido espiritual otorgado por Dios?
Hasta ese momento yo había estado usando la palabra de una manera muy material. Al explicar en qué forma se había manifestado la curación, mi ejemplo hubiera sido: "Oré por sustancia y provisión y se manifestó en un cheque que recibí al día siguiente por correo". Esto era un punto de vista bastante limitado y material, porque implicaba que la consecuencia material era la manifestación del poder de Dios.
Pero ahora me hice la pregunta: ¿Es necesario que la bondad de Dios se manifieste primero materialmente, para que yo realmente crea que El cuida de que todas mis necesidades sean satisfechas? Cuando algo se manifiesta, ¿es sólo por medio de señales materiales? La comprensión manifestada por medio de la claridad espiritual ¿qué relación guarda con mi situación, que parece ser tan sólida, tan humana y a veces, con tanta carencia?
Yo estaba en el estado de pensamiento al cual se refirió Cristo Jesús cuando dijo: "Si no viereis señales y prodigios, no creeréis". Juan 4:48. Yo podía entender intelectualmente que Dios está aquí mismo, en este mismo momento, ya sea que pudiera ver o no Su bondad. ¡Su obra está en acción ahora!
Yo necesitaba cambiar mi punto de vista interior para sentir honestamente — para comprender y confiar en — la acción de Dios, para apoyarme en las respuestas espirituales, aunque los resultados fuesen o no inmediatamente evidentes ante los ojos humanos. ¿Por qué? Porque con esta comprensión yo ya no estaría confiando en una situación finita, material, capaz de ser perturbada o destruida. En cambio, estaría confiando en la infinita sabiduría y poder de Dios. Cristo Jesús nos dice que el reino de Dios está "donde ni la polilla ni el orín corrompen". Mateo 6:20. Por lo tanto, la obra de Dios es indestructible e inagotable porque es espiritual.
A pesar de haber comprendido este punto, aún seguía preocupada por nuestras finanzas. Una tarde, llena de desesperación, cerré los ojos y oré, humilde y silenciosamente: "Padre, necesito sentirme satisfecha acerca de esto. Necesito comprender las cosas del modo en que Tú las ves. Estoy preparada, ¡ayúdame!" Traté de acallar mis pensamientos perturbados sobre la situación financiera y me comprometí a escuchar todo el tiempo que fuese necesario hasta tener una respuesta. Pasaron diez o doce minutos sin que nada ocurriera (o al menos así lo pensé). Durante ese tiempo me di cuenta de que me estaba distrayendo, haciendo planes sobre cómo podía obtener el dinero, angustiándome por no tenerlo, atormentándome por las llamadas que recibía de los acreedores. Entonces di marcha atrás y volví a escuchar.
En seguida una frasecita comenzó a repetirse suavemente en mi pensamiento una y otra vez. (Ahora que la escuchaba parecía que hubiese estado siempre allí. Simplemente no la había reconocido.) "Pues espera con paciencia escuchar la voz de Dios". La reconocí como parte de una estrofa del Himnario de la Ciencia Cristiana y medité acerca de cómo aplicarla a mi situación. Estaba orando por prestar atención con toda fidelidad a mi Padre-Madre Dios. Me daba ánimo el comprobar que había comenzado a escuchar a Dios en medio de toda esa confusión material que me distraía. Me aferré al hecho de que estaba percibiendo la realidad espiritual que tanto había anhelado.
Al recordar que la frase pertenecía al Himno 263, me vinieron las palabras que la precedían: "En necesidad y en penas / no se inquieta el corazón". Yo sabía que tenía mucho para agradecer y para regocijarme. Teníamos lo que necesitábamos para ese día. Y lo que era más importante, estaba aprendiendo a reconocer que Dios también nos estaba dando nuestro pan de cada día, nuestro alimento espiritual para el día. La bondad y el reino de Dios se estaban haciendo cada vez más evidentes para mí a medida que oraba para eliminar de mi consciencia el temor y la preocupación. Continué reemplazando estos sentimientos con lo que conocía del plan de Dios.
Muy pronto, pasajes de la Biblia, de Ciencia y Salud y del Himnario, que se aplicaban a nuestra situación, asomaron a mi pensamiento. Me sentía plena del amor de Dios por Su hijo, Su manifestación. Entonces de pronto lo percibí claramente: en realidad yo soy la manifestación de Dios. Yo expreso la percepción de Dios, Su conocimiento. ¡Dios me conoce como Su idea, Su reflejo perfecto, espiritual! ¡El lo conoce a usted también de la misma manera! Puesto que somos Su creación estamos incluidos en la bondad de Dios y nuestro verdadero ser es la evidencia de la bondad de Dios. Podemos demostrar esta totalidad y bondad de Dios. Dios, la Mente, es nuestro Padre. Somos Sus hijos, Sus herederos, tal como Pablo declara en su carta a los Romanos: "El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo". Rom. 8: 16, 17.
Obviamente, no es dinero lo que Dios tiene para darnos, por lo tanto ¿qué es lo que heredamos como Sus hijos? Heredamos Su inteligencia y sabiduría, una habilidad de ver y amar todo lo que es semejante a Dios y de rechazar todo lo demás. Esto es lo que responde a nuestras necesidades.
Poco a poco empecé a sentirme reconfortada por el hecho de que todo estaba bajo el control de Dios. Resolví (no con voluntad humana, sino con un conocimiento pleno y la confianza en la ley de Dios) dejar de preocuparme por el mañana o el ayer. Iba a continuar regocijándome y a estar totalmente agradecida por esta manifestación del momento (la revelación de Dios) de la verdad. En su artículo "Angeles" en Escritos Misceláneos, la Sra. Eddy dice: "Nunca pidáis para el mañana; es suficiente que el Amor divino es una ayuda siempre presente; y si esperáis, jamás dudando, tendréis en todo momento todo lo que necesitéis".Esc. Mis., pág. 307. Cada momento (incluyendo el mañana) es de Dios.
Había estado anotando todos esos himnos, estrofas y pensamientos tal como los iba recibiendo. Imaginen ustedes lo que sentí cuando estaba sentada mirando el papel con las anotaciones y dándome cuenta de que allí estaba manifestada mi provisión. ¡La evidencia! La lista era una página de largo.
Sentí la satisfacción por la que había estado orando. Comencé a aprender que nuestra situación se reajusta en la medida en que nos regocijamos en lo que Dios tiene reservado para nosotros y nos resistimos a la tentación que intenta persuadirnos a creer que no tenemos lo que necesitamos.
Nuestros esfuerzos deberían centrarse en las cosas más profundas de Dios, aun cuando el resultado final pareciera ser señales y maravillas, tal como a través de su comprensión de la creación de Dios, Jesús produjo los panes y los peces. La destrucción del pecado, la enfermedad y la muerte, es un resultado natural de esa comprensión espiritual.
Este conocimiento se relacionaba con mi situación, la que, me daba cuenta ahora, no era tan sólida, tan humana ni con tantas carencias. La situación humana, naturalmente mejoró después que purifiqué mis pensamientos, móviles y metas.
Cada día aprendo un poco más. Es una comprensión progresiva de la provisión de Dios que crece a medida que yo crezco espiritualmente. Es también un creciente entendimiento de lo que significa ser un hombre espiritual, la expresión de Dios.
Pero ¿qué sucedió con todos esos acreedores que estaban esperando? Nuestra necesidad humana fue respondida de una manera extraordinaria todos los meses y aún continúa siéndolo. En muy poco tiempo se pagó lo que se les debía a los acreedores.
El hecho de que una situación material haya mejorado, no implica dejar de lado la vigilancia y el esfuerzo diarios por manifestar la provisión de Dios. Tampoco significa que la verdad espiritual se utiliza exclusivamente para hacer frente a desafíos de orden financiero. A veces uno puede llegar a sentir que la inspiración se ha agotado, que en esta existencia no hay para uno ni una pizca de amor, que aparentemente no puede enfrentarse con la vida. Quizás se trate de un asunto tan mundano como el de tener problemas con el perro del vecino porque de noche ladra demasiado, o con nuestros hijos, que se han vuelto tan quisquillosos. El conocimiento y la comprensión que tengamos de nosotros mismos y de los demás como la manifestación de Dios, (lo que El conoce y expresa como verdadero) destruirán la falsedad que se enmascara haciendo alardes de ser verdadera.
Entonces, adelante. Pregúnteme cómo se manifiesta una curación. Podría incluso decirles que recibí un cheque por correo, pero el punto más importante es que eso ocurrió después que vi la evidencia espiritual y comprendí que era Dios el que reina en absoluta armonía.
Mi provisión (¡la suya! ¡la del mundo!) es espiritual; se manifiesta en nuestra experiencia a medida que abandonamos un punto de vista material, escuchamos a Dios y reconocemos la totalidad de Su creación. Esta es una percepción iluminada, elevada. No comprende necesariamente señales y maravillas, un cheque o un objeto deseado o cualquier otro resultado de esta índole, pero sí es seguro que va a nutrir el pensamiento. Esos "panes y peces", bocados de verdad, nos ponen a trabajar, reconociendo, aceptando y utilizando la afluencia de la bondad de Dios en nuestra vida. Este es el ingreso importante, el que viene de Dios. Esta abundancia espiritual no sólo se manifiesta de la manera en que a nuestra familia le sirvió para aprender, sino que está disponible para responder a toda necesidad, en todas partes, ¡ya mismo!
