Un Día Yo estaba pensando sobre la angustia que siente gran parte de la humanidad. Sentí una profunda compasión por todos aquellos que no saben que tenemos un Padre que es Amor omnipotente, a quien podemos recurrir en momentos de necesidad y aflicción. Como cantó el Salmista, que conoció y comprendió la bondad y el amor de Dios: "En el día de mi angustia te llamaré, porque tú me respondes".
La Biblia nos dice que David se apoyaba en Dios en su angustia, no en un Dios lejano y desconocido, sino en el "Dios viviente". Este Dios viviente era su gran apoyo cuando tenía problemas y aflicciones, tanto cuando él era un joven pastor como cuando era rey. El acudía a Dios, le cantaba, y esperaba pacientemente que le diera guía y sabiduría. David atribuía sus victorias a la ayuda de Dios.
A medida que pensé sobre este asunto, me di cuenta de que es la ignorancia del amor de Dios lo que nos confunde y nos conduce por el camino equivocado. Es por ello que nos sentimos desesperados. Esto me hizo recordar que yo, como muchos otros, había vivido en la ignorancia y había experimentado una situación angustiosa tras otra. Yo no conocía a Dios, y tampoco comprendía que el hombre es el hijo de Dios, bien amado y siempre bajo su cuidado, aquí y ahora. Si no estaba preocupada por las relaciones familiares, lo estaba por los niños o por la salud, o por el dinero o alguna otra situación. Esto continuó hasta que conocí a Dios como el Amor, y a mí misma y a otros como los hijos de Dios.
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