Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Sé que Dios está aquí, pero ¿cómo puedo sentir Su presencia?

Del número de enero de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Mi Amiga Catita siempre hace preguntas difíciles. La última fue tremenda. Nos hizo pensar a las dos. Dijo: "Conozco muchas palabras para describir a Dios. Pero ¿por qué es tan difícil sentir que Dios está aquí mismo?"

Catita desde su infancia ha estado leyendo acerca de Dios en la Biblia. Yo sabía que ella había aprendido que sólo hay un Dios, el creador de todo el bien, que es "muy limpio...de ojos para ver el mal". El es el origen de toda vida y sabiduría. Dios no sólo es nuestro padre, sino que es la fuente de todo amor y nos cuida y protege como a hijos amados.

Catita y su familia toman estas afirmaciones en serio y, cuando han surgido problemas, han orado para percibir la verdad absoluta de este Dios que es todo poder y bondadoso y bondadoso y para comprender cómo esa bondad se expresa en nuestra vida. Han tenido algunas curaciones maravillosas. Pero, como dijo ella: "A pesar de ello a veces es bastante difícil saber que Dios está aquí mismo, sentir realmente Su presencia".

Yo sabía que ella no quería decir que sentir la presencia de Dios era como recibir un abrazo de mamá o algo así, porque ella sabe bien que Dios no es un ser humano. La definición de Dios que aparece en el libro de texto de la Ciencia Cristiana por la Sra. Eddy, está basada en términos que aparecen en la Biblia. Dice así: "Dios. El gran Yo Soy; el que todo lo sabe, que todo lo ve, que es todo acción, todo sabiduría, todo amor, y que es eterno; Principio; Mente; Alma; Espíritu; Vida; Verdad; Amor; toda sustancia; inteligencia".

Pero, como dijo Catita, leer las palabras no es suficiente. Y pensé: ¡Cuántas veces detenemos nuestro progreso al pensar que simplemente decir las palabras apropiadas o conocer intelectualmente alguna declaración determinada, es todo lo que se requiere en la práctica de la Ciencia Cristiana! Como decir, por ejemplo: "Bueno, Dios es Mente; así que, en realidad, no tengo que estudiar mucho para este examen. La Mente me dará las respuestas". Por el contrario, deberíamos comprender que un aspecto de expresar esa Mente maravillosamente inteligente y creativa también incluye la actividad correcta de estudiar con inteligencia, y de escuchar creativamente, no tan solo decir las "palabras correctas" como si fueran una fórmula mágica.

Pero, entonces, ¿cómo es que logramos este sentido de la presencia de la Mente, o el Amor, de nuestro Padre-Madre Dios?

¿Recuerdan la historia bíblica en que el profeta Elías tenía terror de Jezabel? Ella está furiosa con él y desea matarlo. Preso de pánico, Elías huye; se sienta debajo de un enebro, y está tan agotado y desalentado que sólo desea morir. Pero un ángel llega y lo alimenta. Luego continúa penetrando en el desierto hacia el Monte Horeb. Mientras está en la montaña aprende de una manera inusitada cómo distinguir lo que es y lo que no es la presencia de Dios. La Biblia dice: "Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego una voz callada y suave".

Al principio todo ese ruido. Y luego la voz callada de Dios. Creo que esa es una de las mejores descripciones que conozco de lo que es sentir la presencia de Dios con nosotros, aquí mismo. Cuando sentimos una gran calma interior, entonces comenzamos a oír la voz del Alma. Cada vez que nos sentimos realmente felices; cuando un momento de alegría surge dentro de nosotros; cuando tenemos una nueva idea; cuando le hacemos un favor a alguien; cuando subimos en bicicleta a la cima de una colina y contemplamos una gloriosa puesta de sol; cuando una pintura, un poema o una pieza musical nos conmueve profundamente; cuando un amigo llora y le damos un abrazo afectuoso y sincero; cuando nos sentimos heridos o tenemos un dolor y alcanzamos tanta calma mediante la oración que somos sanados; todo esto nos muestra algo de cómo la presencia de Dios se manifiesta en nuestra vida. Estamos captando vislumbres de la creatividad de la Mente, el gozo y belleza del Alma, la compasión del Amor divino.

Pero si los acontecimientos nos sacuden como un terremoto, o todo parece como un huracán en nuestra vida, que dispersa las ideas o perturba nuestra paz; si nos acaloramos por el enojo o la frustración, podemos ver que éstos son como lo que vio Elías al principio. No son más que imposiciones agresivas y ruidosas que tratan de impedir nuestro gozo, nuestro progreso y nuestra vida. Pero no tienen poder real. Es cuando sentimos la paz interior que nos da la oración, que oímos "la voz callada y suave". Entonces podemos sentir la presencia sanadora de Dios.

Ese sentido de Dios está siempre aquí para nosotros. Jamás podemos separarnos de ese sentido porque cada uno de nosotros siempre está con Dios como hijo de nuestro Padre-Madre. Nunca estamos fuera de esta tierna y cálida presencia que nos protege. No podemos estarlo.

La última estrofa del siguiente himno es una de mis favoritas del Himnario de la Ciencia Cristiana,

Poder y paz encuentro en Ti, Señor,
viviendo en Ti no pido nada más,
y nada temeré, divino Amor,
pues sé que Tu conmigo siempre estás.

Catita aún hace buenas preguntas, y algunas continúan refiriéndose a este punto. Pero ahora me dice que se siente más segura de que cuando está expresando amor o se siente amada, se da cuenta de esta presencia de Dios siempre cercana y siempre disponible.

A medida que confiemos en la voz callada que nos habla a cada uno de nosotros, escucharemos a Dios en la quietud. Entonces sentiremos Su presencia, y percibiremos cada vez con más claridad nuestra profunda e íntima relación con Dios hasta que sepamos, sin lugar a duda, que jamás estamos separados de toda la bondad que El nos otorga.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / enero de 1991

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.