Estaba Sufriendo Intensamente con todos los síntomas de una alergia severa. A pesar de que me estaba esforzando por sanar el problema mediante la Ciencia Cristiana, me resultaba muy difícil pensar en otra cosa que no fuera mi malestar. Naturalmente, yo quería la curación física y esperaba que se produjera en forma inmediata; pero a partir de esa experiencia he aprendido que no es consecuente esperar que se produzca la curación mientras uno piensa más en el problema que en Dios. Pedí ayuda a una practicista de la Ciencia Cristiana, y aunque no recuerdo con exactitud qué fue lo que me dijo, sí sé que sus oraciones fueron poderosas.
Después de terminar de hablar por teléfono con la practicista, de pronto comencé a orar como corresponde, a meditar sobre verdades espirituales en las que antes me parecía imposible pensar. Los síntomas físicos comenzaron a disminuir y con el tiempo desaparecieron por completo de mi experiencia, pero ese momento en que comencé a afirmar mi verdadera identidad espiritual, apoyada por la oración de la practicista, fue para mí el momento clave de la curación. Esto ocurrió hace más de veinticinco años, y estoy muy agradecida porque puedo escribir que sané en forma permanente de esa enfermedad que se repetía periódicamente.
Hace poco, mientras pensaba en esta curación, me preguntaba qué habían incluido las oraciones de esa practicista. Desconozco los puntos específicos que ella usó en su trabajo de oración; pero a través de sus oraciones, la dura lucha por la que yo había estado atravesando dio paso a la actividad del Cristo en mi vida. Eso eliminó todos los temores y las preocupaciones humanas que tenía en relación con la enfermedad. Por medio de su oración, percibí el verdadero ser del hombre, la identidad espiritual del hombre, que está totalmente libre de enfermedad y dolencias. Reconocí que el poder del Cristo, la Verdad, estaba operando activamente en mi pensamiento, sacando a luz mi verdadera naturaleza y mis derechos como hija de Dios.
Sean cuales sean las verdades que nos sintamos inclinados a considerar, alcanzamos el momento clave de la curación cuando comenzamos a discernir la verdadera existencia del hombre como hijo de Dios, una percepción que vence el temor a la enfermedad. Entonces, para llegar al momento clave de la curación, lo que se requiere ¿no es un reconocimiento de nuestra parte de que somos creados por Dios, como dice el Salmista: "Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo, y ovejas de su prado"? ¿No es acaso natural que un Dios bueno proteja y mantenga lo que El crea?
Después de una grave lesión, el momento clave de la curación llegó a Mary Baker Eddy de la siguiente manera: "Cuando evidentemente me encontraba cerca de los confines de la existencia mortal, estando ya en la sombra del valle de muerte, aprendí estas verdades en la Ciencia divina: que todo ser verdadero está en Dios, la Mente divina, y que la Vida, la Verdad y el Amor son todopoderosos y están siempre presentes; que lo opuesto de la Verdad — a lo cual se llama error, pecado, enfermedad, dolencia, muerte — es el falso testimonio del falso sentido material de que la mente está en la materia; que ese falso sentido desarrolla, en creencia, un estado subjetivo de la mente mortal al cual esa misma llamada mente denomina materia, excluyendo así el verdadero concepto del Espíritu".
La curación nos puede llegar a todos cuando comprendemos que nuestro ser real está en Dios. Ninguna situación, por desesperante que parezca humanamente, puede impedir que Dios nos cuide, nos inspire, nos fortalezca, y nos imparta los pensamientos espirituales que necesitamos para obtener la curación.
El temor no tiene realmente poder para mantener nuestro pensamiento atado a la materia, porque, en realidad, estamos formados por el Espíritu, Dios. Por lo tanto, pertenecemos a Dios y estamos gobernados por Sus leyes.
La Biblia está llena de promesas del amor y del cuidado de Dios hacia nosotros. Sin embargo, para poder experimentar este poder sanador, siempre se nos exige cultivar una mentalidad espiritual.
En la experiencia que acabo de relatar, era necesario que yo dejara de servir a la enfermedad y de inclinarme ante ella y ante sus síntomas, y que comprendiera quién era yo realmente, una idea espiritual de Dios. Este volverse a Dios, confiando plenamente en Su poder y en Su amor, nos permite comprender hasta cierto punto que el único poder supremo es Dios.
A cada instante estamos tomando decisiones a favor o en contra de nuestra naturaleza espiritual. ¡Qué importante es entonces vigilar nuestro pensamiento para estar seguros de que estamos peleando del lado de la Verdad!
Por ejemplo, a veces los problemas de relaciones humanas pueden parecer pruebas muy difíciles; pero ¿no sucede a menudo que alcanzamos el momento clave de la curación cuando comenzamos a ver a la otra persona tal como Dios la hizo?
Una estudiante de Ciencia Cristiana había estado resentida con un familiar durante mucho tiempo. Ella nunca había sido capaz de llevarse bien con esta persona; sus intereses y valores eran opuestos. Sin embargo, el resentimiento se disolvió cuando un sentido más profundo de amor hacia su prójimo le permitió identificar también a su familiar como el hijo espiritual de Dios. Ese fue el momento clave de la curación, y en la actualidad ambos se expresan de un modo natural mucho más amor y aprecio.
Sea cual sea el problema, el momento clave de la curación no puede eludirnos. Cuando nos volvemos a Dios con humildad y oramos para expresarlo más en nuestra vida, la verdad espiritual que necesitamos saber y comprender se hará más clara. Podemos comenzar ahora mismo, expresando gratitud por el hecho de que la ley del bien de Dios es el único factor que gobierna nuestra vida; por lo tanto, la curación es una posibilidad presente para cada uno de nosotros.
