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Encontremos La Luz

“Durante sesiones de terapia, me di cuenta de que estaba orando”

Del número de enero de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿A quién no le vendría bien tener más luz? ¿Más claridad en momentos de duda? Y si estamos en medio de nuestra propia búsqueda de luz, a veces ayuda escuchar las experiencias de otros "que sinceramente buscan la Verdad" Ciencia y Salud, p. xii., como la Sra. Eddy se refiere a ellos. Esta columna publica algunas experiencias que pueden ser útiles a los que están buscando nuevas respuestas.

Los relatos son anónimos, ya que algunas de las personas que participan en esta serie en el pasado tuvieron un estilo de vida y actitudes que difieren de los que ahora valoran. Fue necesario condensar el tiempo en la narración de estas experiencias, las que no intentan contar una historia completa, sino que muestran una amplia gama de buscadores y el camino por el cual la luz del Cristo, la Verdad, restaura, dirige y regenera vidas.

De una señora de Brasil

Desde mi niñez he disfrutado el compartir y enseñar a los demás lo que he aprendido. Hoy me doy cuenta de que mi interés en otras personas venía del interés en conocer a Dios.

Los domingos, me gustaba ir temprano a una iglesia cerca de mi casa. Casi siempre iba sola. Ahora comprendo que ya estaba buscando a Dios como mi Padre y Madre, como la fuente de inspiración, respeto, paz y justicia. Allí me sentía en paz y cerca de Dios, aunque sólo mucho después, mediante la Ciencia Cristiana, me vino la certeza de que siempre hemos estado y siempre estaremos cerca de Dios; en realidad, coexistimos con El.

Más adelante, cuando era adolescente, me resistí a la idea de que Dios hubiera creado el pecado y el castigo y que El veces era bueno y a veces malo. Fue entonces que me alejé de la religión.

Cuando estaba en la universidad, me convertí en atea y materialista, y me incliné hacia el comunismo. Sostenía que la religión esclavizaba al hombre, impidiéndole resolver sus conflictos.

Al terminar mi educación, recibí el título de sicóloga, especializada en estudios sicomotores y en sicoterapia infantil. Trabajé en una escuela para niños superdotados y en un centro de recuperación para personas con problemas en el habla, y en mi práctica particular trataba a niños pequeños y adolescentes individualmente y en grupo.

A esa altura conocí a un joven que era Científico Cristiano, y nos enamoramos. Nunca había oído acerca de esta religión. Me gustaba mucho su trato amable, su conducta honesta y la manera inteligente en la que consideraba y enfocaba ciertos temas críticos. Sus reflexiones y respuestas eran lógicas, y desde el punto de vista de la metafísica divina. Me empecé a interesar en esta forma de pensar y actuar que era tan distinta para mí. Desde entonces, comenzó una gran transformación en mi vida, y estoy inmensamente agradecida. A propósito, nos casamos hace quince años y tenemos dos hijos.

Cada día me interesaba más en la Ciencia Cristiana, y empecé a asistir a una iglesia filial de La Iglesia Madre. Durante los primeros años, mi manera de pensar se fue transformando, aunque lentamente. En la Biblia leemos en Filipenses: "Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer.. ." Con alegría sentí que estaba buscando y encontrando lo que realmente quería: acercarme más a Dios. La Ciencia Cristiana estaba destruyendo la resistencia que se había establecido en mi pensamiento — que la religión esclavizaba al hombre — porque estaba encontrando lo opuesto: libertad verdadera.

Poco después del nacimiento de nuestra hija, me empezaron a supurar los oídos, tenía un dolor intenso y quedé completamente sorda. Recurrí a la medicina sin obtener resultados. Por eso, por primera vez recurrí a un practicista de la Ciencia Cristiana. Un practicista es una persona que dedica todo su tiempo a ayudar a la gente por medio de la oración. Fue entonces que comencé a estudiar la Lección-Sermón que aparece en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. Después de dos días de oración, la secreción se detuvo, y recuperé la audición. Entonces me dije: "Nada me va a apartar de este camino".

Después del nacimiento de nuestro hijo, decidí dejar de trabajar como sicóloga. Durante dos sesiones de terapia de grupo, una con niños pequeños y otra con adolescentes, me di cuenta de que estaba orando, o mejor dicho, corrigiendo mi pensamiento respecto a que ninguno de esos niños podía tener un problema insoluble, porque como hijos de Dios ya eran perfectos, siempre lo habían sido y siempre lo serían.

Estaba aprendiendo que la Ciencia Cristiana y la sicología comienzan por puntos de vista esencialmente opuestos. El Principio de la Ciencia Cristiana es divino; es Dios. En la sicología, sin embargo, se considera que la materia es la fuente creadora, y se considera que los problemas tienen una causa mental, afectiva, cognitiva, orgánica, hereditaria. Estaba aprendiendo, a través de mi estudio y experiencia espiritual, que el hombre refleja a Dios, y que lo que no proviene de Dios en realidad no puede ser parte del hombre. Sobre esta base es razonable pensar que la expresión de Dios es perfecta. Luego pensé que no era honesto ni ético de mi parte continuar la terapia, puesto que los padres de los niños no me contrataban para que orara, sino para que les diera tratamiento mediante mis conocimientos como sicóloga. Una vez que concluí el trabajo con estos dos grupos, puse punto final a mi carrera de sicóloga.

Esta decisión requirió valor moral, convicción y confianza en el amor que Dios tiene por Sus hijos. Sabía que El me estaba guiando. No hice nada impulsivamente, sino todo por intuición espiritual y consecuentemente nunca sentí remordimiento por la decisión que tomé. Mi interés en aprender persistió, sólo que ahora era por las cosas divinas. La inteligencia y actividad son cualidades de la Mente perfecta y, por lo tanto, inherentes al hijo de Dios, al hombre espiritual.

Durante más de un año no tuve actividad profesional. Oraba diariamente para que se me mostrara el camino. En Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, la Sra. Eddy escribe: "Cuando pacientemente esperamos en Dios y honradamente buscamos la Verdad, El endereza nuestra vereda". Este pasaje me inspiró. No sentí arrepentimiento por la decisión que había tomado, pero sí albergué una sensación de inactividad o temor de no saber qué hacer. Tuve momentos de tristeza. Pero sabía que Dios me amaba y que de ninguna manera me iba a dejar sin una actividad. Tuve el apoyo total de mi marido, quien me ayudó espiritualmente mediante la oración. Me dejé guiar por la acción divina, por la inspiración que se revela a todos los que fielmente buscan la Verdad. También sabía que estaba en el camino correcto, y que el temor a la falta de una actividad profesional tenía que ser vencido para que se viera y reconociera la Verdad, revelándose a sí misma en una nueva actividad, un nuevo empleo.

Mi marido me propuso la idea de que podíamos crear materiales de enseñanza, juguetes educativos y libros para niños. Al principio me resistí, pero después comprendí que éste era el camino indicado por Dios, el Alma del hombre, para Su amada hija. El me amaba, y me di cuenta de que ésa era la respuesta a nuestras oraciones.

Dios, nuestro Padre y Madre, provee completamente a cada uno de Sus hijos. La Biblia dice en 1 de Corintios: "Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo". Mi corazón se llenó de gratitud, y empezamos a desarrollar ideas y a transformarlas en objectos hechos con distintas clases de materiales.

Realizamos el trabajo en nuestro departamento, y después de dos años decidimos iniciar una fábrica pequeña y contratar empleados para trabajar. Durante los últimos siete años hemos vencido muchos desafíos, inclusive la falta de conocimiento y experiencia para dirigir y administrar un negocio pequeño; una creencia en que la inestabilidad financiera en nuestro país podría interrumpir nuestro negocio; desarmonía debido a diferencia de opiniones; carencia de recursos propios para ampliar el negocio; falta de un buen vendedor y de ventas; falta de materia prima; una creencia en que el empleador y el empleado no pueden hablar el mismo idioma, es decir, que siempre están en posiciones opuestas, divergentes. Todos los problemas fueron tratados por la oración en la Ciencia Cristiana y han sido resueltos. Hoy día estamos avanzando porque sabemos que el progreso es la ley de Dios, una ley irrevocable y establecida para todos y para siempre. Once personas participan en este trabajo desde su creación hasta la venta final de los productos. Tenemos muchos clientes en distintos estados del país.

Las bendiciones recibidas han sido múltiples, y hemos visto prueba de estas palabras que se encuentran en Ciencia y Salud: "En la relación científica entre Dios y el hombre, descubrimos que todo lo que bendice a uno bendice a todos, como lo demostró Jesús con los panes y los peces — siendo el Espíritu, no la materia, la fuente de provisión".

No tenemos problemas de cambio de personal. Los empleados demuestran interés en encontrar mejores soluciones y una mayor recompensa por su trabajo, además de mostrar gratitud por las buenas relaciones entre todos. Sus opiniones siempre se tienen en consideración, y llegamos a soluciones que son aceptables para todos. Por eso, las cualidades de honestidad, gozo, estabilidad, equilibrio, inteligencia, afecto, perseverancia y humildad están aumentando en todos; y todos estamos recibiendo bendiciones. Tres empleados están construyendo su casa propia. Uno de ellos se casó legalmente al comienzo de este año, y dos más quieren hacer lo mismo en el futuro cercano. Otros dos son miembros de una iglesia protestante y estudian la Biblia después del almuerzo. Vemos y sabemos que el deseo sincero de seguir la ley de Dios sólo puede bendecir y conducir a todos hacia el progreso.

Estoy contenta y completamente activa, como siempre quise estarlo, en la actividad del Amor. Todo el deseo de aprender y educar que he sentido desde la niñez está aquí, hoy, en mi trabajo. Mi gratitud a Dios es enorme. Mediante la fidelidad y la obediencia a Dios — y la perseverancia al seguir Su camino — todos podemos encontrar el sendero para seguir y tener una vida llena de propósito y realizaciones.

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