Este articulo fue escrito por un nuevo miembro de La Iglesia Madre, quien también es miembro activo de una Sociedad de la Ciencia Cristiana. La originalidad y entusiasmo de este articulo imparten un importante mensaje, que pensamos a nuestros lectores asiduos les gustará y que encontrarán de ayuda en su continua labor en las iglesias filiales.
Como miembros de un grupo de Científicos Cristianos que pronto íbamos a constituirnos en Sociedad de la Ciencia Cristiana, de vez en cuando teníamos visitantes de otras localidades que decían que la unidad y el amor que nuestro grupo expresaba se manifestaban claramente en nuestros servicios religiosos. A menudo expresaban su deseo de poder llevar con ellos esa inspiración que habían sentido a sus iglesias; querían recobrar lo que parecía ser un sentido perdido del espíritu misionero que erigió las iglesias filiales.
Como estudiantes de Ciencia Cristiana, sabemos en verdad que este espíritu jamás se ha perdido. El Cristo es tan dinámico en nuestra vida diaria y en nuestras iglesias como lo fue cuando la Sra. Eddy fundó por primera vez La Iglesia Madre en Boston. Lo que alguna vez es necesario que recuperemos cada uno de nosotros, es esa constancia y propósito que eran parte tan natural a comienzos de nuestros estudios de Ciencia Cristiana.
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