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¿Cómo se logra la curación espiritual?

Del número de diciembre de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Una Mañana, Cuando me desperté sintiéndome enferma, mi instinto natural e inmediato fue recurrir a Dios en oración, como lo había hecho en otras ocasiones en que me había sentido mal. Pero esta vez, al orar, sentí que era importante razonar a fondo sobre el motivo por el cual es eficaz confiar solamente en medios espirituales para sanar.

Mientras estaba en cama, pensé acerca de cómo las Sagradas Escrituras declaran que Dios es Espíritu y que el hombre es hecho a imagen y semejanza de Dios. Adhiriéndose a la Biblia, la Ciencia Cristiana enseña que el hombre es la representación exacta de Dios; cada uno de nosotros, en su verdadera identidad, es completamente espiritual. Mientras pensaba en esta idea, comencé a comprender que el hombre no se vuelve saludable porque algunas veces Dios le otorga una porción de salud. El hombre tiene que estar siempre saludable y armonioso porque refleja salud y armonía, que son las cualidades espirituales de Dios. El hombre nunca puede ser despojado de estas cualidades espirituales, porque son inseparables de Dios.

Al razonar desde un punto de vista más espiritual, comprendí que cuando pensaba que estaba enferma, partía de una premisa equivocada acerca de mi ser. Aceptaba que el cuerpo era mi identidad real y que yo misma era mortal; por lo tanto, de acuerdo con este razonamiento, era necesario sanar a la materia. Pero la Ciencia Cristiana enseña que para razonar correctamente y lograr la curación debemos empezar y afirmar el hecho espiritual de que nuestro ser es la expresión del ser de Dios.

George Wendell Adams, un estudiante de la Sra. Eddy, escribió lo siguiente acerca de una de sus clases: "Una de las cosas más destacadas en esta clase fue el tiempo que la Sra. Eddy dedicó en su empeño por inculcarnos que no hay sino un sólo Dios; y, por consiguiente, sólo un reflejo pleno: la idea compuesta, el hombre. Ella indicaba que solamente cuando sus estudiantes comprendían el hecho fundamental de que un solo Dios no podía tener sino un solo reflejo pleno, obtenían el sentido básico de la Ciencia Cristiana y el punto de partida científico".

Este hecho espiritual es la razón fundamental de las curaciones espirituales que practicaba Cristo Jesús. Los Evangelios relatan las curaciones de Jesús de cuerpos enfermos y tullidos, deformidades congénitas, enfermedades crónicas y contagiosas, ceguera, sordera y parálisis. El no le pedía a Dios que de alguna manera infundiese alguna virtud en sus cuerpos para que sanaran. En lugar de eso, sabía que ellos no podían estar separados del amor de Dios. El hombre que crea Dios sólo puede experimentar bondad porque refleja a Dios que es la fuente de todo bien. Dado que la enfermedad no es buena, Dios no la creó, y, por lo tanto, no tiene poder.

Jesús exponía muy simplemente cómo ocurre la curación. Decía: "Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". ¿Cuál es esta verdad? Es que Dios es todo lo que realmente existe. La materia y las condiciones materiales son esencialmente una creencia falsa de que hay algo además o aparte de la totalidad y la bondad de Dios. Pero esta pretensión de que Dios, el bien, tiene un opuesto o puede estar ausente, es imposible. El entender que una pretensión falsa no tiene presencia, poder, mente ni actividad porque Dios es Todo, nos libera.

En sus Escritos Misceláneos, la Sra. Eddy, al explorar la base Bíblica de la Ciencia del Cristo, describe la curación espiritual de Jesús de la siguiente manera: "Para Jesús, el bien era el estado normal del hombre, y el mal el anormal; para él la santidad, la vida y la salud representaban mejor a Dios que el pecado, la enfermedad y la muerte. El Metafísico por excelencia comprendió que la omnipotencia es Todo-poder: porque para él, el Espíritu era Todo-en-todo, la materia era palpablemente un error de premisa y conclusión, mientras que Dios era la única sustancia, Vida e inteligencia del hombre".

En mi situación, fue evidente que para tener una experiencia mejor, necesitaba un pensamiento espiritualmente esclarecedor. Examiné mi premisa de razonamiento con frecuencia. Debía vigilar que no estuviera pensando y actuando desde la premisa falsa de que mi existencia era material y no espiritual. Esta vigilancia mental me condujo a espiritualizar mi pensamiento.

La curación no cambia al hombre. Más bien, revela que el hombre hecho a la perfecta semejanza de Dios, nunca cambia. Tuve que reconocer eso acerca de mí misma, a pesar de los síntomas de poca salud que, tenía. Comencé a identificarme en términos de las cualidades espirituales y no de las imperfecciones materiales. Pensé acerca de ser la completa expresión del vigor, la fortaleza, la salud, la libertad, el dominio, la perfección y el gozo. Negué la falsedad de la creencia de tener gripe estomacal y afirmé que el hombre es uno con Dios, el bien.

Cuando las realidades espirituales de la existencia se volvieron claras para mí, se hizo evidente que la naturaleza de la enfermedad es una ilusión. La enfermedad no era algo de lo cual debía librarme. La enfermedad simplemente, era una imposibilidad en la creación espiritual, la cual es la expresión misma de Dios. El hombre, la imagen y semejanza de Dios, no tiene que volverse perfecto. Es perfecto. Cuando se me reveló la relación inquebrantable del hombre con Dios, la engañosa mentira acerca de mi identidad como un mortal enfermo fue destruida. ¿Cómo se destruyó? No por voluntad humana o "mente sobre materia", sino por el Cristo, la Verdad, el poder y la presencia de Dios, que Jesús nos dijo que nos libraría cuando llegásemos a conocerla. Me sané en una hora. Pero la "curación" fue el efecto secundario de la afirmación de lo que es real.

Las curaciones no siempre ocurren así de rápido. He tenido muchas curaciones que requirieron de más tiempo de estudio concienzudo y oración vigorosa, que incluyeron afirmaciones específicas de la Verdad y negaciones del mal. Sin embargo, se aplicaron las mismas leyes de la curación espiritual. La base para la curación en la Ciencia Cristiana es la comprensión espiritual de que Dios, el Espíritu, es Todo en todo y que el hombre es el reflejo pleno de Dios. El hombre es la manifestación infinita de Dios, no la finita manifestación de la materia. Esto no significa que no tomemos en cuenta los desafíos físicos o que ignoremos el sufrimiento. Tenemos que mantenernos ocupados y orar exactamente como lo hacía Jesús. En la Biblia se relata el consejo de Jesús: "No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio". Y podemos seguir su ejemplo.

La salud resulta cuando comprendemos la naturaleza real y la eterna presencia de Dios, el bien. No necesitamos luchar para tener una salud mejor; más bien necesitamos ver más claramente la verdadera salud. Necesitamos percibir espiritualmente que la salud y la armonía están ya establecidas en el hombre. El cuerpo sana cuando las limitantes, así llamadas, leyes de la materia son anuladas por el Cristo, la Verdad. La restauración de la salud por medio de la curación espiritual es una prueba de Emanuel, o "Dios con nosotros".

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