El Año Pasado ha estado lleno de desafíos y victorias. En mi estudio de la Ciencia Cristiana, he aprendido que solamente la persistencia en la Verdad y la perseverancia nos capacitan para sobreponernos a las pruebas.
Mi esposo ingresó a cierta iglesia y empezó a tener varias creencias. Llegó a la conclusión de que sería necesario separarme de mi madre y, por último, separar a mi hijo de mí. Se llevó al niño a otro país y lo dejó allá con parientes, sin mi permiso.
Parecía que había muchos obstáculos a los cuales tuve que sobreponerme durante esta larga y tormentosa noche. Me aferré a la verdad de que el hombre de Dios no puede ser confundido y que el temor no es parte del verdadero pensamiento del hombre. También oré para saber que la armonía es la ley de Dios. Más que todo, fui guiada suavemente a comprender que no puede haber separación entre el Padre-Madre, la Mente, y la idea de la Madre. Esto me inspiró mucho.
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