Durante La Temporada de las fiestas navideñas oímos mucho acerca del gozo de la Navidad. No obstante, todo este gozo parece concentrarse en un día, y cuando el día pasa, puede haber una sensación de que el gozo también pasó. Es como si todos nos preparáramos para estar especialmente felices el día de Navidad. Después, al día siguiente, volvemos a la antigua manera de pensar acerca de nosotros mismos y de quienes amamos.
Sin embargo, hay un gozo permanente que cada uno ya tiene: una luz interior que no nos abandona incluso cuando enfrentamos desengaños o desafíos. Crece en nuestra vida a medida que nuestro conocimiento de Dios y de nuestra inquebrantable relación con El aumenta. Este conocimiento nos da una base completamente diferente para pensar y para vivir.
Si consideramos nuestra vida en términos materiales, la sugestión de que somos mortales que vivimos una vida que satisface solo momentáneamente, puede parecer muy poderosa. El gozo parece difícil de conseguir o casual.
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