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Hace Unos Años estuve expuesta...

Del número de diciembre de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace Unos Años estuve expuesta a grandes cantidades de una sustancia sumamente venenosa llamada clordano. Poco tiempo después aparecieron en mi cuerpo síntomas muy extraños y alarmantes; muy pronto estuve completamente incapacitada. Pasaba todas las horas que estaba despierta en oración y estudio.

El mensaje predominante que me vino a través de este trabajo de oración fue que Dios es el "Yo Soy". Busqué en toda la Biblia y en los libros de la Sra. Eddy donde se usan estas dos palabras. Hay muchos pasajes. Todos ellos eran maravillosos y me brindaban apoyo, pero uno en particular significó todo para mí. Dice: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo. Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la guerra" (Isaías).

Todo el capítulo fue mi ancla, mi apoyo, y mi torre de fortaleza a través de esta experiencia. Me dio una fortaleza tremenda y el valor genuino para seguir adelante. Hasta me hizo llorar — llorar de alegría y gratitud — por el gran amor que Dios tenía para conmigo y por esta oportunidad de demostrar Su totalidad, Su bondad, y Su omnipotencia. En lugar de ser una experiencia de sufrimiento, fue una de vívida inspiración y de gozo liberador: gozo por ser realmente la imagen y semejanza de Dios, Su hija amada, a salvo y segura.

Percibí fuerte y claramente que, en realidad, estaba fuera del alcance de la materia y que no podía ser destruida, ni siquiera tocada por la materia. Esa oración y estudio me incitaron a un vigoroso despertar espiritual y me trajeron grandes recompensas: paz, calma y la seguridad de que yo estaba perfectamente bien.

Pocas semanas después estaba nuevamente en mi rutina de costumbre, completamente sana. La verdad de que el Espíritu es real y la materia irreal me fue demostrada. Tiempo después vi un programa de televisión sobre los dañinos, y con frecuencia, funestos efectos derivados del uso del clordano. Vi el programa con renovada gratitud a Dios por haberme protegido y sanado. Dios por cierto nos sana.

Una declaración de la Sra. Eddy en Escritos Misceláneos resume mi experiencia muy bien: "Las Escrituras declaran que la Vida es el infinito Yo Soy — no un morador en la materia. El hombre que conoce la Vida como es, o sea Dios, el bien eterno, no adquiere meramente un sentido de la existencia, sino una consciencia concomitante de poder espiritual que subordina la materia y destruye el pecado, la enfermedad y la muerte".

Estoy agradecida por muchas otras curaciones, incluso la de una grave condición en la piel en casi todo mi cuerpo, la dislocación de un tobillo, prevención contra un robo a mano armada, resfríos, influenza, almorranas, bursitis, mandíbula trabada, efectos de severas caídas y un tumor en la cara.

Estoy realmente agradecida a Dios por nuestro Mostrador del camino, Cristo Jesús, y por la Ciencia Cristiana. Mediante el estudio y aplicación de estas enseñanzas podemos hacer que los desafíos se conviertan en experiencias que demuestran el poder de Dios y que desarrollan el bien permanente.


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