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Durante Siete Años me molestó...

Del número de diciembre de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Durante Siete Años me molestó una úlcera duodenal recurrente y desarrollé una adicción a las drogas prescritas para el tratamiento de la misma. Simultáneamente, nuestros hijos adolescentes se asociaron con personas que usaban drogas ilegales.

La Ciencia Cristiana me interesó desde el momento que oí de ella, lo cual fue muy poco después de mi casamiento. La realidad espiritual de la verdadera existencia me impresionó, pero sentí que no podía dejar las medicinas ni para mí ni para mis hijos, de manera que por un tiempo fluctué entre varias denominaciones religiosas y formas de tratamiento médico.

Por último, la situación con nuestros hijos adolescentes se agravó y yo sabía que solo el Dios omnipotente podría salvarlos. El cambio sucedió en una conferencia de la Ciencia Cristiana a la cual había asistido con mis hijos. El conferenciante destacó la necesidad de obedecer a Dios y de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Explicó varios ejemplos de esta forma de vida y sus resultados, y los muchachos fueron receptivos a estas explicaciones.

Esa noche sentí que se estaba operando un cambio dentro de mí. Me sentí inspirada y con la esperanza de que Dios nos podría ayudar. Resolví estudiar con regularidad la Lección Bíblica (que aparece en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana) y asistir a una iglesia filial. El hecho de dejar o no el tratamiento médico todavía era un asunto por resolver, pero sabía que la verdadera necesidad era alcanzar una comprensión de Dios.

Diariamente mi pensamiento se volvía más y más a la contemplación de cómo funciona el Espíritu. Espíritu es uno de los siete sinónimos de Dios que nos da Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. El libro dice: "El Espíritu diversifica, clasifica e individualiza todos los pensamientos, los cuales son tan eternos como la Mente que los concibe; pero la inteligencia, existencia y continuidad de toda individualidad permanecen en Dios, que es su Principio divinamente creador". Esto me ayudó a obtener una comprensión más clara de la omniacción de Dios.

Para entonces mi dependencia en las medicinas realmente me estaba molestando, pero el aferrarme al hecho de que Dios siempre nos sostiene, me alentó mucho para dar los siguientes pasos. Temía tener insomnio si dejaba las medicinas. También me preocupaba la recurrencia de la úlcera si no tomaba los medicamentos. Refuté estos argumentos confiada con renovada fe y alegría al aprender sobre el dominio que Dios nos da sobre un sentido material del ser. En una de esas semanas, el Texto áureo de la Lección Bíblica era de Proverbios: "Manantial de vida es el entendimiento al que lo posee". Tuve percepción espiritual cuando me di cuenta de que había una coincidencia entre comprender a Dios y llevar una vida digna de vivirse. ¡En esto consiste! Fue maravilloso aprender acerca de las leyes espirituales que gobiernan al hombre verdadero, nuestro verdadero ser. Había comenzado a desplazar las creencias falsas.

Al finalizar ese día supe que ésta era la vida para mí y quería continuar con ella. ¿Qué sucedería si a consecuencia de dejar las drogas tenía noches de insomnio? Utilizaría el tiempo extra para estudiar la Biblia y los escritos de la Sra. Eddy.

Esa noche comencé a estudiar varias páginas de Ciencia y Salud. En una de las frases que leí está la pregunta: "¿Quién dio nombre a las drogas, y qué las hizo buenas o malas, beneficiosas o perjudiciales, para los mortales?" Nunca tuve una noche de insomnio. Tampoco tuve síntomas de retroceso. Dormí más profundamente y mejor de lo que lo había hecho con el uso de las drogas. Cuando volví a una dieta normal no experimenté ninguna dificultad. Mi curación fue completa y la úlcera nunca volvió a aparecer.

Respecto a los muchachos, con la oración de un practicista de la Ciencia Cristiana quien hizo mucho por apoyarnos en nuestro progreso espiritual, los muchachos ya estaban experimentando rápidas curaciones de resfriados y dolores de garganta. Mientras yo asistía a los servicios de la iglesia filial, ellos asistían a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. Mi esposo que no estudiaba la Ciencia Cristiana, nos brindó mucho apoyo en los pasos que estábamos dando.

Muy pronto nos mudamos a otro estado, en donde nuestros hijos encontraron nuevos amigos que consideraban inaceptable el uso de drogas ilegales. Gozaron de tiempos muy felices y desarrollaron y alcanzaron metas elevadas. Se han transformado en adultos libres de la adicción a las drogas y en productivos contribuyentes de mucho bien en sus comunidades.

¡Qué bueno ha sido Dios con nosotros! Nunca podré expresar la profundidad de mi gratitud por el infinito amor de Dios. Mi mayor alegría fue la de haber logrado calificar para afiliarme a la Iglesia de Cristo, Científico. La Ciencia divina que la Sra. Eddy descubrió realmente es la verdad espiritual del ser.


Yo soy uno de los hijos que se mencionan en el testimonio anterior y puedo atestigüar sobre la veracidad de este relato.


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