“Dame A Jesus, dame a Jesús.. .” Las voces que cantaban un spiritual [canto religioso de la gente negra norteamericana], fueron en crescendo y llenaron la sala. Se podía sentir el anhelo sincero del corazón. No es difícil imaginarse por qué una persona que enfrenta problemas querría tener a Jesús a su lado.
Si somos nosotros los que estamos buscando ayuda, tal vez pensemos en Cristo Jesús por todo lo que él hizo por tanta gente durante su vida. Quizás esperemos que él pueda entender nuestro problema mejor que nadie. Sin embargo, Cristo Jesús no está caminado sobre la tierra ahora. ¿Significa eso que no contamos con la ayuda que él nos podría dar? No, ni un ápice de la bondad divina que pertenecía al Salvador está fuera del alcance de la humanidad. Está disponible para nosotros hoy mediante el Cristo, la expresión eterna de Dios.
No vemos a Cristo con nuestros ojos de la forma que podríamos haber visto a Jesús si hubiéramos vivido en su época. El Cristo eterno no es una persona, sino la divina naturaleza que Jesús expresó en su vida. Cristo Jesús — el Hijo de Dios — recibió el título de Cristo por su semejanza a Dios y porque vivió su vida en obediencia absoluta a Dios. Dios era su Padre. Jesús enseñó a sus seguidores que ellos también podían llamar a Dios “Padre”. Este es el mensaje que nos trae el Cristo todavía hoy: que la verdadera naturaleza del hombre, como hijo de Dios, es espiritual.
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