Una señora estaba visitando a su nieto en un momento en que los disturbios religiosos, los incendios provocados y el bandolerismo eran algo corriente en el pueblo en que él vivía. Un día, cuando yo estaba en la casa con ellos, una pelota voló por encima del tejado, desde un patio de juegos cercano, y rebotó violentamente en el techo de chapas de la galería donde la abuela estaba dormitando. Se despertó sobresaltada y preguntó con voz temblorosa: "Bello, ¿estamos a salvo?"
"Perfectamente a salvo, abuelita", le aseguró Bello. "Sabes, aquí vivimos en el camino seguro de Dios".
El sentimiento de inseguridad de esta señora refleja el de nuestro mundo moderno, en el cual la crueldad, la violencia y el odio a menudo dominan los acontecimientos del día. Actualmente, en muchos países se considera un riesgo caminar por ciertos centros comerciales, estacionamientos, callejuelas y parques públicos.
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