Años Atras, Hablaba yo con un joven que estaba escribiendo un ensayo académico sobre la Ciencia Cristiana. Mencionó que la iglesia a la cual pertenecía había practicado la curación cristiana, pero dijo que la práctica había desaparecido. No estaba muy seguro del por qué.
Había un asomo de pesar en su comentario. No obstante, su aceptación desapasionada del cambio parecía reveladora.
Para el cristianismo primitivo, la curación de los enfermos y de los pecadores era básico y de suma importancia. Mary Baker Eddy, quien descubrió la Ciencia Cristiana, escribe en su obra La curación cristiana: "El privilegio primordial del cristianismo era el de mejorar a los hombres, echar fuera el error y sanar a los enfermos. Era una prueba más que una profesión; una demostración más que una doctrina. Era la base del pensamiento correcto y de la acción correcta y tiene que ser restablecido sobre su antigua base".
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