Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Las recompensas de la defensa diaria

Del número de agosto de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Las Recompensas Por defendernos diariamente contra las sugestiones mentales agresivas son abundantes. Gozamos de mejor salud y logramos un sentido más profundo de lo que es la felicidad y de nuestros objetivos. Y, ciertamente, nos volvemos más conscientes del cuidado protector de Dios. Pero, tal como lo indica el Estatuto "Alerta al deber" del Manual de La Iglesia Madre por la Sra. Eddy, el verdadero propósito de la defensa espiritualmente mental tiene un significado mucho más profundo. Tal como lo establece el Estatuto: "Será deber de todo miembro de esta Iglesia defenderse a diario de toda sugestión mental agresiva, y no dejarse inducir a olvido o negligencia en cuanto a su deber para con Dios, para con su Guía y para con la humanidad. Por sus obras será juzgado, — y justificado o condenado".

El propósito básico de la defensa espiritual es permitirle a uno trabajar de un modo más eficaz para Dios y para la Causa de la Ciencia Cristiana, y de esta manera acudir en ayuda de la humanidad. Esta es una actividad profundamente gratificadora debido a que las recompensas llegan por "las obras" que somos capaces de hacer, lo que demuestra que la Ciencia Cristiana misma es la bendita manifestación del Consolador, para salvación de toda la humanidad.

Las bendiciones que vienen de Dios, tal como la vida de Cristo Jesús mostró con tanta claridad, no se ganan sin abnegación disciplina y una consagración profunda a demostrar que el Todo-en-todo de la existencia es el Espíritu y no la materia. Y aunque la mente humana no acepte que una vida llena de amor altruista y de valor moral sea una "recompensa", nuestro corazón y nuestra satisfacción interior nos dicen que lo es. A medida que nuestra verdadera espiritualidad va creciendo, experimentamos en toda su profundidad el verdadero gozo que Jesús quería para sus seguidores. El Maestro dijo una vez a sus discípulos que habían llevado a cabo con éxito obras de curación, que no se regocijaran con los resultados físicos "sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos".

Iniciar sesión para ver esta página

Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / agosto de 1991

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.