Mi Nombre Es Garret, y estoy en quinto grado. Un día de verano regresé a casa después de pasar un día en el campamento, y no me sentía muy bien. La cara se me estaba hinchando, pero, en realidad, no tenía temor. Voy a la Escuela Dominical en la iglesia de la Ciencia Cristiana en mi ciudad, y leo las historias de la Biblia acerca de cómo Dios sana a la gente que Lo ama. Amo a Dios porque El me ayuda a calmarme cuando juego como lanzador para el equipo de béisbol de La Pequeña Liga, y El me ha ayudado cuando me he sentido enfermo.
Mi papá y mi tía Peggy oraron conmigo, junto con una practicista de la Ciencia Cristiana. Me leyeron historias de la Biblia sobre curaciones, y me cantaron himnos. Mi historia favorita era la de Daniel en el foso de los leones, porque él no tuvo temor.
Durante los dos días siguientes aún no me sentía muy bien, y no podía ver nada. Entonces mi papá me llevó a una clínica para Científicos Cristianos, y se quedó conmigo. Las enfermeras y demás personas fueron muy amables.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!